miércoles, 18 de enero de 2012

YERROS Y OBSTÁCULOS: A DOS AÑOS DE LA ALTERNANCIA


YERROS Y OBSTÁCULOS: A DOS AÑOS DE LA ALTERNANCIA
Ignacio Pinacho
2 de Julio de 2002.


Pocos son los que dudan que el dos de julio de 2000 fue un gran acontecimiento histórico para avanzar de manera irreversible a un régimen genuinamente democrático. A dos años de la alternancia en el gobierno de la república nuestro país es otro en muchos sentidos. La alternancia en sí misma desplegó muchas energías que estaban guardadas en las entrañas de nuestra nación, venciendo temores, inercias y obstáculos de nuestra prolongada y accidentada transición a la democracia.

Empero, ha llegado el momento de señalar críticamente algunos errores básicos cometidos por el ejecutivo federal y los obstáculos que se presentan en la transición, en el afán de contribuir al debate y plantear algunas salidas necesarias para consolidar la democracia en nuestro país.

Yerros

1.- Incapacidad de promover un pacto entre las diversas fuerzas políticas y sociales antes del dos de julio o entre esta fecha y el primero de diciembre del 2000, que permitiera establecer una gobernabilidad democrática y un programa con una ruta claramente definida. Antes del dos de julio la responsabilidad primordial recayó en el PRD, pero ya conquistado el gobierno de parte del foxismo la responsabilidad fue y ha sido del presidente y su partido. 

2.- De Julio a Diciembre de 2000 Vicente Fox desperdició mucho tiempo quebrándose la cabeza con sus head hunters para definir su gabinetazo, que por lo visto ha dejado mucho que desear. Este tiempo fue totalmente desaprovechado para cabildear las nuevas reformas que se tendrían que haber impulsado en el legislativo. Al otorgarle una total autonomía a cada uno de los secretarios de estado para el nombramiento de sus colaboradores, impidió que se incorporaran destacados cuadros panistas y promotores del llamado voto útil a áreas importantes de decisión. La exclusión del mismo PVEM, aunque su política no es nada de nuestro agrado, fue un error. Escasos son los secretarios de estado que consideraron viable y necesario la incorporación de la pluralidad política.

   Comentario aparte, merece la exclusión de Muñoz Ledo de la operación política de la Reforma del Estado, a pesar de ser de los destacados promotores del tema y de haberse distinguido en los últimos años como uno de los principales negociadores de las reformas políticas pactadas institucionalmente.  

3.- La popularidad del presidente en sus primeros meses de gobierno no fue compaginada correctamente con las expectativas del cambio. Tal parece que no se consideró que la popularidad no era sinónimo de cheque en blanco.  La autoridad moral y política del presidente a inicios de su mandato no fue considerada como un gran capital político para la negociación. Un ejemplo patético fue el gasto excesivo en los medios de comunicación para convencer a la opinión pública acerca de la nueva hacienda pública, sin haber cabildeado previamente con legisladores de su propio partido.

4.- El ser un presidente democrático no significa dejar de ejercer todas las facultades que le otorga la constitución. Entre otras las de enviar iniciativas de ley y de remover o nombrar a funcionarios de las secretarias de estado y de su gabinete ampliado. Esta censura que se ha impuesto Vicente Fox ha permitido que quede intacta toda una  serie de redes de la corrupción y del patrimonialismo en el gobierno federal.

5.- Presentar el Programa Nacional de Desarrollo -de buenos contenidos y de una perspectiva de largo plazo- sin lanzar la respectiva iniciativa de ley que permitiera que el congreso se involucrara en su discusión legal y ratificara, con previas modificaciones, el mismo, marcó la ausencia de una visión de cambio integral. Haber hecho las dos cosas a la vez, hubiese permitido que los legisladores fueran emplazados a resolver los temas de las reformas estructurales de la economía y la agenda política. Desde mi punto de vista, este fue de los graves errores del ejecutivo federal. Esta limitada visión, colocará a los planes de este sexenio como los del viejo estilo de hacer política: planear sin aterrizar. 

6.-  Los disensos al interior del gabinete es algo natural, lo preocupante y que aún no logra resolver  el presidente, es el desacuerdo público que manifiestan sus integrantes respecto a la estrategia a adoptar en las políticas del cambio. El problema no queda ahí, pues el propio presidente adopta indistintamente el discurso de ambas estrategias. Por eso es común que se contradiga permanentemente y refleje también la falta de claridad del rumbo a seguir. Aunque, a decir verdad, desde mi punto de vista, las dos estrategias pueden ser complementarias. El problema se presenta en su manejo y adecuación a las condiciones específicas. 

7.- La capacidad de negociación que tuvo el PAN particularmente en el sexenio de Salinas, paradójicamente, la perdió con el presidente panista Vicente Fox. Por otro lado, el PAN también ha perdido con el presidente su alto grado de institucionalidad. Siendo candidato y ahora presidente, Vicente Fox,  ha rebasado a la institución partidaria. Detrás del afán de guardar una nueva relación con el ejecutivo, el partido en el poder ha sido incapaz de jugar su rol como el principal promotor del cambio. De un partido reformista en sexenios anteriores ha pasado a ser un partido conservador y calculador en lo político.

Obstáculos

1.- Ausencia de nuevas reglas del juego democrático. El actual diseño constitucional no obliga a los partidos políticos y a los poderes del estado en su conjunto, a evitar la parálisis presente en diversos programas de gobierno, y que son indispensables para hacer valer el mandato del cambio por el que votó la ciudadanía el dos de julio de 2000. Además, el diseño y los tiempos de las competencias electorales, están hechos para que exista más confrontación que colaboración entre las fuerzas políticas. 

2.- Un débil sistema de partidos, por la naturaleza predemocrática de todos. Mientras los partidos no sean sometidos a una rigurosa transparencia en sus conductas, funcionamiento y utilización de recursos, seguiremos padeciendo al seno de ellos de una visión de estado indispensable para cualquier cambio de fondo.

3.-  Una oposición antisistema, poco propensa a la negociación política. Tanto en el PRI como en el PRD predominan tendencias que en lugar de priorizar el diseño o las reformas de las instituciones para el establecimiento de nuevas reglas, prefieren la política de confrontación-obstrucción, que les permita obtener dividendos políticos en las próximas elecciones estatales y federales.   

4.- Una cultura política influida por el corporativismo y el clientelismo. Las políticas de asistencia social siguen siendo predominantes  por sobre las políticas de estado para atender los problemas de desigualdad social. Situación que es aprovechada  tanto por funcionarios como por los partidos políticos para ampliar sus redes de clientela política. En el ámbito laboral, la gran mayoría de sindicatos, sobre todo los de las ramas económicas estratégicas donde se requiere de reformas estructurales,  son un serio dique para el impulso de la modernización económica y política que requiere el país.

5.- El nacionalismo y el estatismo. Tanto en los grandes partidos como en los emergentes, en unos más en otros menos, está presente la idea de que la defensa de nuestros recursos naturales sólo es a partir de la inmovilidad del estado propietario, sin la participación de los particulares. En otras palabras, se hace símil rectoría del estado con propiedad estatal. Tanto los monopolios privados como los estatales han perjudicado más que beneficiado a nuestra economía nacional, y han sido las burocracias y cúpulas sindicales las más beneficiadas en las empresas del estado como en la CFE y PEMEX.  Tampoco se debe permitir y tolerar los monopolios privados como el de Telmex, que se fundó a costa del estado.

    La soberanía entendida como autarquía refleja un nacionalismo ramplón, que no sólo impide entender los cambios de la economía global y nuestra inserción en ella, sino que despierta sentimientos chovinistas que impiden que México se involucre y participe más activamente en los grandes temas y foros multilaterales; y no permita comprender a la vez, la tendencia irreversible de construir en lo futuro la Comunidad Económica y Cultural de América del Norte.
            
6.- Personajes que obstruyen los cambios desde la administración pública. No sabemos si por alianzas implícitas o ingenuidad se siga manteniendo a personeros del viejo régimen de la corrupción en altos puestos de decisión, y que el propio PRI muy difícilmente saldría en defensa de ellos. 

Salidas y Acciones

1.- Lo más grave para el país sería pensar que la única forma de gobernar bien este país es con el regreso de la mayoría absoluta en el congreso. Por la implantación nacional de los partidos y la consolidación del pluralismo político se ve lejana esta posibilidad. Quién lo piense como único recurso es nostálgico del autoritarismo. Mientras tanto y por el equilibrio de fuerzas que permanecerá de aquí al 2006, tendrá que ser el propio presidente el que juegue el papel del principal negociador. Sería un grave error de parte del ejecutivo si se espera a los resultados de las elecciones del 2003 de la cámara baja, para entonces proponerse avanzar. Revertir el riesgo de un sexenio corto es fundamental para evitar que el actual gobierno quede cómo un simple administrador de la transición.

2.- Se ha vuelto un coro generalizado la urgente necesidad de hacer cambios en el gabinete. Me inclino porque sean en aquellas áreas dónde la transición a la democracia ni les va ni les viene como en Agricultura, en Reforma Agraria, en Sedesol, en Turismo, en las delegaciones;  ahí donde están presentes los personeros del viejo régimen. Además, el presidente debiese de contar con un grupo de asesores y operadores políticos, que en coordinación con los mejores hombres del gabinete, establezcan claramente una ruta crítica de las principales acciones del ejecutivo federal. El gobierno no debe seguir abriendo demasiados frentes sin consolidar alguno.

3.- Es importante que el programa de ingresos y egresos de 2003 con su respectiva política fiscal, especifique el destino de los montos a recaudar. Previamente, promover todo un proceso de consultas y cabildeo del programa; así como el de las nuevas propuestas para ampliar la recaudación fiscal, con el fin de disminuir sustancialmente el déficit público.

4.- En el marco del Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo, establecer una  sólida estrategia de negociación -previa presentación de iniciativas de ley- con la finalidad de alcanzar a pactar las reformas estructurales pendientes.

5.- Las dos acciones anteriores, serían limitadas y poco probables de concretarse, si previamente no se decide y se aprueba las nuevas facultades y responsabilidades que cada poder tiene frente a las nuevas condiciones de la república. Particularmente el Ejecutivo y el legislativo. Paralelamente, trabajar seriamente en el diseño de una Ley de Partidos Políticos, rumbo a la fundación de un sólido sistema de partidos, como parte sustancial de la Reforma Política pendiente. 


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