miércoles, 18 de enero de 2012

OPCIÓN CIUDADANA, CONVERGENCIA Y EL 2006


OPCIÓN CIUDADANA, CONVERGENCIA Y EL 2006
Ignacio Pinacho Ramírez
7 de junio de 2005


El pasado 28 de abril apareció en diversos medios de comunicación un desplegado titulado  ¿POR QUÉ NO AQUÍ? firmado por diversas personalidades del mundo empresarial, civil y político, entre ellos algunos dirigentes de nuestro partido.

El llamamiento central gira alrededor de la participación ciudadana, estableciéndose una agenda sobre la cual habrá que cambiar a México. No señala los medios ni los instrumentos a través de los cuales habrá que participar.  Sin embargo, al firmar el llamamiento algunos dirigentes de Convergencia se presta a pensar que Opción Ciudadana es un frente civil que busca presentar una candidatura a la Presidencia de la República para el 2006.

Pero esta posibilidad no queda clara en el llamamiento y ha provocado que más de uno de los firmantes empiecen a tener sus serias dudas respecto a que si Opción Ciudadana es o no una propuesta civil o es una propuesta electoral. Mientras no se hable claro al respecto las versiones pueden ser distintas en varios de sus convocantes; en Convergencia, por cierto, en ningún momento los órganos de dirección del partido han opinado o resuelto algo al respecto.

El 15 de mayo, en la revista Proceso, Jenaro Villamil, publicó algunos extractos de entrevistas hechas a algunos de los actores firmantes de Opción Ciudadana. En ellas se habla de la intención de aglutinar el 30 % de ciudadanos que no están conformes con los actuales partidos, particularmente con el PRI, PAN y PRD. Se trata, dice Alfonso Romo, de que “entre todos vamos a construir un avión a gusto de los mexicanos, donde puedan caber todos; más adelante vamos a buscar un piloto que nos conduzca y después un partido que podría otorgarnos la credencial que permita al piloto navegar”. En el texto, el periodista señala que Jorge Castañeda queda descartado dentro de esta iniciativa.

Se desconoce porque Jorge Castañeda y el Doctor Simi no fueron invitados a ser parte de Opción Ciudadana. Lo lógico era que hubiesen sido convocados en razón del interés que ellos han demostrado en ser candidatos a la Presidencia de la República. ¿O acaso se pensó en un organismo ciudadano ad hoc a un interés en particular? Esta situación, sin duda alguna, puede ser una manifestación de desconfianza política y de exclusión. De ahí la  inmediata toma de distancia que adoptaron personalidades destacadas como Gertz Manero y Germán Dehesa. “El primero que se opondría sería yo. Si existe duda alguna, yo lo aclaro: si esto tuviera una intención que no fuera transparente, tanto como yo como Germán Dehesa y muchas otras personas que participamos en el desplegado, no lo permitiríamos”. Con otras palabras Germán Dehesa advierte, en su columna del 17 de mayo en el periódico Reforma, que “si OC degenera en desmadrito electorero, me voy, lo anuncio y ya”.

Empero, Gabino Cué, habla de no excluir ninguna posibilidad de acuerdo, dice: “Opción Ciudadana no excluye la posibilidad de suscribir, en su momento, el apoyo de una alternativa ciudadana que, de la mano de sus principios y sus propuestas, asuma un rol activo en la promoción de candidatos a elección popular, desde el congreso hasta la Presidencia de la República”. Por otro lado, aunque en el mismo sentido pero refiriéndose al partido, el Dip. Jesús Martínez Álvarez, señala en su columna del 1ro. de junio en el periódico Crónica, que hay condiciones “para llevar a cabo una elección abierta, en la que compitan mexicanos de primera, que debatan de cara a la sociedad, que expongan sus ideas y sus compromisos, y que sea la propia sociedad la que determine qué candidato quiere para hacer frente a las candidaturas de los partidos tradicionales…” Entiendo que este procedimiento no excluye a ningún precandidato ni personalidad política interesada en ser candidato pero que, además, permitiría seleccionar imparcialmente, con reglas pactadas entre los precandidatos, al mejor en ideas y propuestas y no bajo los tradicionales criterios de popularidad que, en la mayor parte de casos, están vacíos de contenidos.

Estas apreciaciones políticas, expresadas por diversos actores en los medios de comunicación, sin embargo, no han tenido el tratamiento político adecuado ni en las reuniones de Opción Ciudadana ni en los órganos de dirección de Convergencia. En la última sesión de la Comisión Política de Convergencia, cómo sucede en la mayoría de ellas, el presidente del partido sólo se remitió a informar con qué actores políticos ha venido platicando y se comprometió que convocará nuevamente a la Comisión Política para informar en qué términos se editará el desplegado de Convergencia, del que nos hace el favor de informar la periodista Katia D’Artigues, en su columna del 6 de junio en el periódico El Universal.

En otras palabras, los órganos de dirección del partido y sus integrantes nos tendremos que resignar a esperar qué resuelve el presidente del partido. Esta realidad prevaleciente en Convergencia contrasta radicalmente con el discurso de Dante Delgado en la entrevista concedida a la revista  Al Punto No. 9, publicada en la primera quincena de mayo, donde textualmente expresa que “los partidos deben ser solamente instrumentos de la sociedad. No podemos estar de acuerdo en que las partidocracias, las cúpulas, sean las que simplemente tomen decisiones en nombre de la sociedad, y éstas tengan que aceptarlas, que es una de las tragedias, como son las candidaturas anticipadas. Tenemos que construir un ejercicio más abierto, más plural, más incluyente, y eso es lo que estamos haciendo con Opción Ciudadana”.

El utilizar dobles discursos y hacer cosas en sentido contrario, ni duda cabe, hará de Convergencia una opción política semejante al PRI y al  PRD. En esta misma tónica, el Dip. Luis Maldonado, Vicepresidente de Estrategia y Desarrollo Político de nuestro partido declara, el 2 de junio en el periódico Milenio, que “La Comisión Política Nacional de Convergencia acordó convocar durante los próximos 15 días a un grupo de aspirantes presidenciales con perfil ciudadano -entre ellos Cuauhtémoc Cárdenas y Jorge Castañeda- para competir por la candidatura de ese partido en las elecciones federales de 2006”. ¿Y los otros precandidatos? ¿Por qué esta declaración no la hizo el presidente del partido? ¿para lavarse las manos como Pilatos? Por fin ¿quién resuelve? ¿Opción Ciudadana o Convergencia? ¿O acaso Opción Ciudadana ya feneció tan rápido? ¿O es la aplicación de una política de simulación, la del tortuguismo y la del desgaste para que finalmente el candidato sea Dante Delgado?

La ausencia de definiciones claras, colegiadas e institucionales, y la falta de tacto político hacia los actores que desean participar como precandidatos, nos puede colocar como un partido poco serio y que da giros y bandazos en cuestión de 24 hrs. Lo que algunos dirigentes del partido no entienden, empezando por el Presidente, es lo que dice Germán Dehesa en su columna ya citada  “¿de veras creen que personas como Tatiana Clouthier, María Elena Hoyo, Emilio Zebadúa, Esteban Moctezuma y su Charro Negro somos manejables (y desconfiables) idiotas?”.

Quienes entendemos que es indispensable el ejercicio de una nueva cultura política tenemos que ser tajantes y deslindarse de métodos de la vieja cultura priista, y adoptar nuevos procedimientos que impidan el maltrato político y la manipulación de hombres y mujeres que por sus nombres y trayectorias no tienen por qué padecerlos.

Algunos lectores de estas líneas se han de preguntar ¿porqué la inmensa de dirigentes de Convergencia se sujetan a estos vaivenes y no optan por criticar esta forma de hacer política? La respuesta es muy sencilla. La mayoría de ellos provienen de la vieja cultura de no moverse porque de lo contrario no salen en la foto, pero también obedece a que están a la espera de que el “supremo” les pueda cumplir la promesa de hacerlos candidatos para la elección del 2006. El “supremo” prácticamente ya repartió las 5 Senadurías y 25 Diputaciones, o más, que se imagina vamos a conquistar en la elección federal. Yo supongo que habrá una larga lista en espera puesto que estos ofrecimientos están concedidos desde antes de las pasadas elecciones federales, del año 2003.

La única forma de evitar un mal espectáculo como el que presenciamos en Tlaxcala, Hidalgo, Nayarit y como el que estamos observando en el Estado de México, es que retomemos los causes institucionales y democráticos del partido. Una decisión como la definición de una candidatura a la Presidencia de la República no es un asunto menor y no puede estar sujeta a las decisiones unipersonales y a la política del engaño.

Si realmente somos unos demócratas y congruentes con nuestro discurso, y sí verdaderamente queremos presentar una candidatura fuerte y ciudadana para las elecciones presidenciales del próximo año, debemos adoptar un método muy sencillo y transparente, sin hacernos tantas bolas:

1)      Citar al Consejo Nacional, como máximo órgano del partido en ausencia de la Asamblea Nacional, para que ahí se presenten y expongan sus razones todos los precandidatos o personalidades que aspiren a contender por la candidatura a la Presidencia de la República. Previamente hay que enviarles una invitación firmada por la Comisión Política y Comité Ejecutivo Nacionales, así como por los presidentes del Comité Ejecutivo Nacional y del Consejo Nacional. Esta forma nos permitirá conocer directamente, y no por terceras personas, lo que piensan cada unos de los actores que “suenan” sólo a través de la prensa: Jorge Castañeda, Víctor González Torres, Ramón de la Fuente, Gertz Manero, Esteban Moctezuma y Cuauhtémoc Cárdenas. Solicitaríamos a ellos, también, que se pronuncien respecto a los postulados de la Socialdemocracia. Tiene que darse cierta identidad entre el candidato y lo que nosotros hemos definido como un proyecto viable para el país.

2)      En la propia sesión del Consejo Nacional, al término de la exposición y razones de cada precandidato, que se integre una Comisión, plural y representativa por circunscripción electoral de Consejeros donde, desde luego, tendrán que participar cada uno de los precandidatos. En ésta Comisión deben definirse las reglas del juego, aceptadas por consenso, y los tiempos para la elección.

3)      Posteriormente los órganos del partido, encargados para el caso, refrendarán los resultados y la respectiva toma de protesta.

Si la Comisión Política Nacional y el Presidente del Partido no entienden y no adoptan un método semejante y que tenga el suficiente respaldo del partido, lo único que están haciendo es darles vueltas al asunto y complicando las cosas innecesariamente, para que al final de cuentas todos los precandidatos se desanimen o se retiren a otras opciones. Tantas son las vueltas y las evasivas que tal parece que es eso lo que se pretende. Si esto sucede, el partido está destinado a fenecer con una candidatura interna o ha convertirse en un “títere o titiritero” de alguno de los partidos tradicionales.

Para la creación de una Cuarta Opción, que sea competitiva frente al PRI, PAN y PRD, es indispensable que el proceso de selección -tanto para la candidatura Presidencial como para las del Congreso de la Unión- sea incluyente, transparente y con el mayor consenso y respaldo político y social de amplios sectores de la población. Si el proceso de selección se cierra y se centraliza, como viene sucediendo, terminará por ser una llamarada de petate.  




 
  



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