OPCIÓN
CIUDADANA, CONVERGENCIA Y EL 2006
Ignacio Pinacho
Ramírez
7 de junio de 2005
El
pasado 28 de abril apareció en diversos medios de comunicación un desplegado
titulado ¿POR QUÉ NO AQUÍ? firmado por
diversas personalidades del mundo empresarial, civil y político, entre ellos
algunos dirigentes de nuestro partido.
El
llamamiento central gira alrededor de la participación ciudadana, estableciéndose
una agenda sobre la cual habrá que cambiar a México. No señala los medios ni
los instrumentos a través de los cuales habrá que participar. Sin embargo, al firmar el llamamiento algunos
dirigentes de Convergencia se presta a pensar que Opción Ciudadana es un frente
civil que busca presentar una candidatura a la Presidencia de la República para
el 2006.
Pero
esta posibilidad no queda clara en el llamamiento y ha provocado que más de uno
de los firmantes empiecen a tener sus serias dudas respecto a que si Opción
Ciudadana es o no una propuesta civil o es una propuesta electoral. Mientras no
se hable claro al respecto las versiones pueden ser distintas en varios de sus
convocantes; en Convergencia, por cierto, en ningún momento los órganos de
dirección del partido han opinado o resuelto algo al respecto.
El
15 de mayo, en la revista Proceso, Jenaro Villamil, publicó algunos extractos
de entrevistas hechas a algunos de los actores firmantes de Opción Ciudadana. En
ellas se habla de la intención de aglutinar el 30 % de ciudadanos que no están
conformes con los actuales partidos, particularmente con el PRI, PAN y PRD. Se
trata, dice Alfonso Romo, de que “entre todos vamos a construir un avión a
gusto de los mexicanos, donde puedan caber todos; más adelante vamos a buscar
un piloto que nos conduzca y después un partido que podría otorgarnos la
credencial que permita al piloto navegar”. En el texto, el periodista señala
que Jorge Castañeda queda descartado dentro de esta iniciativa.
Se
desconoce porque Jorge Castañeda y el Doctor Simi no fueron invitados a ser
parte de Opción Ciudadana. Lo lógico era que hubiesen sido convocados en razón
del interés que ellos han demostrado en ser candidatos a la Presidencia de la
República. ¿O acaso se pensó en un organismo ciudadano ad hoc a un interés en particular? Esta situación, sin duda alguna,
puede ser una manifestación de desconfianza política y de exclusión. De ahí la inmediata toma de distancia que adoptaron
personalidades destacadas como Gertz Manero y Germán Dehesa. “El primero que se
opondría sería yo. Si existe duda alguna, yo lo aclaro: si esto tuviera una
intención que no fuera transparente, tanto como yo como Germán Dehesa y muchas
otras personas que participamos en el desplegado, no lo permitiríamos”. Con
otras palabras Germán Dehesa advierte, en su columna del 17 de mayo en el
periódico Reforma, que “si OC degenera en desmadrito electorero, me voy, lo
anuncio y ya”.
Empero,
Gabino Cué, habla de no excluir ninguna posibilidad de acuerdo, dice: “Opción
Ciudadana no excluye la posibilidad de suscribir, en su momento, el apoyo de
una alternativa ciudadana que, de la mano de sus principios y sus propuestas,
asuma un rol activo en la promoción de candidatos a elección popular, desde el
congreso hasta la Presidencia de la República”. Por otro lado, aunque en el
mismo sentido pero refiriéndose al partido, el Dip. Jesús Martínez Álvarez, señala
en su columna del 1ro. de junio en el periódico Crónica, que hay condiciones “para
llevar a cabo una elección abierta, en la que compitan mexicanos de primera,
que debatan de cara a la sociedad, que expongan sus ideas y sus compromisos, y
que sea la propia sociedad la que determine qué candidato quiere para hacer
frente a las candidaturas de los partidos tradicionales…” Entiendo que este
procedimiento no excluye a ningún precandidato ni personalidad política
interesada en ser candidato pero que, además, permitiría seleccionar
imparcialmente, con reglas pactadas entre los precandidatos, al mejor en ideas
y propuestas y no bajo los tradicionales criterios de popularidad que, en la
mayor parte de casos, están vacíos de contenidos.
Estas apreciaciones
políticas, expresadas por diversos actores en los medios de comunicación, sin
embargo, no han tenido el tratamiento político adecuado ni en las reuniones de
Opción Ciudadana ni en los órganos de dirección de Convergencia. En la última
sesión de la Comisión Política de Convergencia, cómo sucede en la mayoría de
ellas, el presidente del partido sólo se remitió a informar con qué actores
políticos ha venido platicando y se comprometió que convocará nuevamente a la
Comisión Política para informar en qué términos se editará el desplegado de Convergencia, del que nos
hace el favor de informar la periodista Katia D’Artigues, en su columna del 6
de junio en el periódico El Universal.
En otras palabras, los
órganos de dirección del partido y sus integrantes nos tendremos que resignar a
esperar qué resuelve el presidente del partido. Esta realidad prevaleciente en
Convergencia contrasta radicalmente con el discurso de Dante Delgado en la
entrevista concedida a la revista Al Punto No. 9, publicada en la primera
quincena de mayo, donde textualmente expresa que “los partidos deben ser
solamente instrumentos de la sociedad. No podemos estar de acuerdo en que las
partidocracias, las cúpulas, sean las que simplemente tomen decisiones en
nombre de la sociedad, y éstas tengan que aceptarlas, que es una de las
tragedias, como son las candidaturas anticipadas. Tenemos que construir un
ejercicio más abierto, más plural, más incluyente, y eso es lo que estamos
haciendo con Opción Ciudadana”.
El utilizar dobles
discursos y hacer cosas en sentido contrario, ni duda cabe, hará de Convergencia
una opción política semejante al PRI y al PRD. En esta misma tónica, el Dip. Luis
Maldonado, Vicepresidente de Estrategia y Desarrollo Político de nuestro
partido declara, el 2 de junio en el periódico Milenio, que “La Comisión Política
Nacional de Convergencia acordó convocar durante los próximos 15 días a un
grupo de aspirantes presidenciales con perfil ciudadano -entre ellos Cuauhtémoc
Cárdenas y Jorge Castañeda- para competir por la candidatura de ese partido en
las elecciones federales de 2006”. ¿Y los otros precandidatos? ¿Por qué esta
declaración no la hizo el presidente del partido? ¿para lavarse las manos como
Pilatos? Por fin ¿quién resuelve? ¿Opción Ciudadana o Convergencia? ¿O acaso
Opción Ciudadana ya feneció tan rápido? ¿O es la aplicación de una política de
simulación, la del tortuguismo y la del desgaste para que finalmente el
candidato sea Dante Delgado?
La ausencia de
definiciones claras, colegiadas e institucionales, y la falta de tacto político
hacia los actores que desean participar como precandidatos, nos puede colocar
como un partido poco serio y que da giros y bandazos en cuestión de 24 hrs. Lo
que algunos dirigentes del partido no entienden, empezando por el Presidente, es
lo que dice Germán Dehesa en su columna ya citada “¿de
veras creen que personas como Tatiana Clouthier, María Elena Hoyo, Emilio
Zebadúa, Esteban Moctezuma y su Charro Negro somos manejables (y desconfiables)
idiotas?”.
Quienes
entendemos que es indispensable el ejercicio de una nueva cultura política
tenemos que ser tajantes y deslindarse de métodos de la vieja cultura priista,
y adoptar nuevos procedimientos que impidan el maltrato político y la
manipulación de hombres y mujeres que por sus nombres y trayectorias no tienen
por qué padecerlos.
Algunos
lectores de estas líneas se han de preguntar ¿porqué la inmensa de dirigentes
de Convergencia se sujetan a estos vaivenes y no optan por criticar esta forma
de hacer política? La respuesta es muy sencilla. La mayoría de ellos provienen
de la vieja cultura de no moverse porque de lo contrario no salen en la foto,
pero también obedece a que están a la espera de que el “supremo” les pueda
cumplir la promesa de hacerlos candidatos para la elección del 2006. El “supremo”
prácticamente ya repartió las 5 Senadurías y 25 Diputaciones, o más, que se
imagina vamos a conquistar en la elección federal. Yo supongo que habrá una
larga lista en espera puesto que estos ofrecimientos están concedidos desde
antes de las pasadas elecciones federales, del año 2003.
La
única forma de evitar un mal espectáculo como el que presenciamos en Tlaxcala,
Hidalgo, Nayarit y como el que estamos observando en el Estado de México, es
que retomemos los causes institucionales y democráticos del partido. Una
decisión como la definición de una candidatura a la Presidencia de la República
no es un asunto menor y no puede estar sujeta a las decisiones unipersonales y
a la política del engaño.
Si
realmente somos unos demócratas y congruentes con nuestro discurso, y sí
verdaderamente queremos presentar una candidatura fuerte y ciudadana para las
elecciones presidenciales del próximo año, debemos adoptar un método muy
sencillo y transparente, sin hacernos tantas bolas:
1) Citar al Consejo Nacional, como máximo
órgano del partido en ausencia de la Asamblea Nacional, para que ahí se
presenten y expongan sus razones todos los precandidatos o personalidades que
aspiren a contender por la candidatura a la Presidencia de la República.
Previamente hay que enviarles una invitación firmada por la Comisión Política y
Comité Ejecutivo Nacionales, así como por los presidentes del Comité Ejecutivo
Nacional y del Consejo Nacional. Esta forma nos permitirá conocer directamente,
y no por terceras personas, lo que piensan cada unos de los actores que
“suenan” sólo a través de la prensa: Jorge Castañeda, Víctor González Torres,
Ramón de la Fuente, Gertz Manero, Esteban Moctezuma y Cuauhtémoc Cárdenas.
Solicitaríamos a ellos, también, que se pronuncien respecto a los postulados de
la Socialdemocracia. Tiene que darse cierta identidad entre el candidato y lo
que nosotros hemos definido como un proyecto viable para el país.
2) En la propia sesión del Consejo
Nacional, al término de la exposición y razones de cada precandidato, que se
integre una Comisión, plural y representativa por circunscripción electoral de
Consejeros donde, desde luego, tendrán que participar cada uno de los
precandidatos. En ésta Comisión deben definirse las reglas del juego, aceptadas
por consenso, y los tiempos para la elección.
3) Posteriormente los órganos del
partido, encargados para el caso, refrendarán los resultados y la respectiva
toma de protesta.
Si
la Comisión Política Nacional y el Presidente del Partido no entienden y no
adoptan un método semejante y que tenga el suficiente respaldo del partido, lo
único que están haciendo es darles vueltas al asunto y complicando las cosas
innecesariamente, para que al final de cuentas todos los precandidatos se
desanimen o se retiren a otras opciones. Tantas son las vueltas y las evasivas
que tal parece que es eso lo que se pretende. Si esto sucede, el partido está
destinado a fenecer con una candidatura interna o ha convertirse en un “títere
o titiritero” de alguno de los partidos tradicionales.
Para
la creación de una Cuarta Opción, que sea competitiva frente al PRI, PAN y PRD,
es indispensable que el proceso de selección -tanto para la candidatura
Presidencial como para las del Congreso de la Unión- sea incluyente,
transparente y con el mayor consenso y respaldo político y social de amplios
sectores de la población. Si el proceso de selección se cierra y se centraliza,
como viene sucediendo, terminará por ser una llamarada de petate.
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