EL PARTIDO VERDE Y EL SISTEMA DE PARTIDOS EN MÉXICO
09-abril-2009
El partido verde fue y es producto del viejo régimen. Todo
mundo sabe que fue creado desde el poder en los tiempos de Carlos Salinas. Lo
mismo sucedió con el Partido del Trabajo. Los demás partidos, si bien no han
sido promocionados desde el poder, sí tienen prácticas y formas de hacer
política más parecidas al viejo régimen que a las de un nuevo régimen
democrático.
Tenemos un serio rezago en
materia legislativa cuando se trata de los partidos políticos: siguen siendo
instituciones que se norman bajo reglas de un régimen autoritario y
paternalista. A pesar de que constitucionalmente los partidos son instituciones
de interés público, en los hechos se conducen como verdaderas cofradías de grupos
o de intereses personales, como sucede con el Verde Ecologista, el PT o
Convergencia. Los intereses de la sociedad están ausentes en la vida interna de
los partidos.
Contamos con un sistema de
partidos muy débil; son frágiles a la crítica y muy propensos a los ajustes de
cuentas. Sus normas y reglas internas son verticales e incluso, aún siendo así,
no se respetan: no son partidos institucionales. Aclaro que podré verme muy
absoluto en mis apreciaciones, pero en términos generales hay líneas comunes en
sus prácticas y formas de hacer política.
De todos los partidos, el PAN
puede considerarse el más institucional, pero ideológicamente es el más
conservador. El PRI aún no aprende a ser partido; en los estados sigue
manejándose como una oficina electoral del gobernador en turno. El PRD padece
de los resabios del nacionalismo revolucionario del PRI, con prácticas
corporativistas y populistas del viejo régimen. En los tres partidos hay
expresiones modernizadoras, pero siguen siendo débiles frente a las conservadoras.
Sus compromisos respecto de los intereses nacionales no son tales, como lo
demuestra su nula o poca disposición para pactar las reformas económicas y
políticas que requiere el país.
Lo que sucede con el Verde
Ecologista puede y debe ser una oportunidad para replantear todo el sistema de
partidos en nuestro país. Puede ser el inicio de un gran debate nacional y de
una serie de propuestas políticas y legislativas para que de ellas surjan
nuevas reglas y normas a fin de que los partidos políticos tengan un real
compromiso con la democracia y sus valores, con la transparencia y la rendición
de cuentas, con los derechos y deberes de sus militantes, con la educación
cívica y, desde luego, con el país.
Al interior de los partidos
también deben surgir corrientes de opinión favorables a los cambios. Militantes
y cuadros políticos comprometidos con la democracia y sus valores no deben
seguir apostando a los mejores tiempos o a la oportunidad de que el dedo los
señale; las prácticas cortesanas no sólo son indignas, sino minan toda
posibilidad de democratización de los partidos. Las condiciones están dadas
para que al interior de los partidos se promueva un intenso debate al respecto.
La democratización de los partidos sigue siendo una asignatura pendiente de la
transición a la modernidad política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario