miércoles, 18 de enero de 2012

LA DISYUNTIVA PARA EL DOS DE JULIO


LA DISYUNTIVA PARA EL DOS DE JULIO
Ideas para provocar… el debate                               
Ignacio Pinacho
02-mayo-2006

Varios camaradas que enarbolamos las banderas de la socialdemocracia hemos venido manifestando nuestras ideas y preferencias, sin hacerlas públicas, respecto a los candidatos a la presidencia de la república. En víspera y postrimeras del debate he decido soltar algunas ideas que para unos podrán resultar provocadoras y para otros, tal vez, sugestivas. Ya veremos que resulta.

1.- Al interior de las corrientes de izquierda en nuestro país no hay consenso de quien de los candidatos actuales puede representar una propuesta cercana a nuestras posiciones que consideramos son fundamentales para el país. Una buena parte, si no es que la mayoría, consideran que AMLO representa los ideales de la izquierda; otros, por lo tanto, consideramos que no. Otros más, que no son pocos, consideramos que Patricia Mercado se acerca más a los ideales de la izquierda. Y otra buena parte simplemente considera que no hay candidato que satisfaga sus ideales y simpatías, incluye a quienes han participado en diversas experiencias partidarias como a quienes son simpatizantes de Marcos.

2.- En las elecciones, particularmente para elegir al presidente de la república, al interior de la militancia de izquierda hay diferentes argumentos para decidir por quien votar o a quien apoyar. Los muchos lo hacen por identidad partidaria, otros por sentido estrictamente pragmático: no quieren perder la chamba. Otros más lo hacen por razones o identidades ideológicas, los hay también por lo que deciden de acuerdo al nivel de relaciones públicas que sostienen. Un buen sector lo decide por cuestiones de alianza y programa. También existen, que no son pocos, aquellos que deciden de acuerdo a razonamientos políticos o  en razón de las propuestas que pueden beneficiar al país.

3.- En las elecciones del año 2000, se creó un agrupamiento plural de izquierda que decidió, me incluyo, llamar a votar por Vicente Fox por razones -ya conocidas por todos-  estrictamente políticas y estratégicas. En estas mismas elecciones otros sectores de la izquierda impulsaron las candidaturas de Cuahtemoc Cárdenas y Rincón Gallardo. Estas candidaturas representaron a una izquierda más nacionalista en el primer caso y cargada a la socialdemocracia en el segundo. Los que decidimos optar por llamar a votar por Fox fuimos severamente excomulgados por las tribus del PRD. Y hasta la fecha no dejan de tildarnos que nuestro voto fue inútil, cómo confesándose que hubiese sido mejor la victoria del PRI y de Labastida.

La decisión de votar por Vicente Fox fue eminentemente política y estratégica. Para muchos de nosotros era un prerrequisito para consolidar las reglas democráticas, la necesidad de que se diera la alternancia en el ejecutivo federal; que el sistema político autoritario dominante durante 70 años y representado en el PRI perdiera las elecciones para la presidencia de la república. El candidato que objetivamente estaba en posibilidades reales de lograrlo era Vicente Fox. De si Fox no fue consecuente con un gobierno comprometido con las grandes reformas del estado o de si fue un gobierno ineficiente son cuestiones y motivo de otra reflexión.

4.- Ahora bien, quienes desde la izquierda recurrimos más a los argumentos que a los calificativos para definir nuestras posturas respecto a las elecciones del 2 de julio de 2006, hoy consideramos indispensable generar y reflexionar en torno a las ideas que se acerquen a lo que puede ser una posición más congruente con lo que pensamos y hacemos.  Las definiciones no son sencillas más cuando las campañas y en general la política no está cruzada por el debate de las ideas. El PRD cerró la posibilidad de un debate entre Obrador y Cárdenas, en el PT el debate oscilaba entre si apoyaban a Obrador o a Madrazo, en Convergencia se manejo todos los abanicos posibles, más por conveniencia que por razonamientos. En Alternativa Socialdemócrata y Campesina la situación se tornó crítica por la participación de un factor externo, dejándose a un lado el debate de las ideas.

No obstante ello, la propia campaña ya nos ha mostrado muchos elementos de juicio y al contrastarlos con las plataformas de cada candidato me parece que hay suficientes argumentos para tomar partido y posición respecto a los contendientes.

5.- De acuerdo a las nuevas condiciones, problemas y retos que el mundo y el país nos plantean, me queda claro que ya no es suficiente la interpretación de la realidad desde el tradicional enfoque izquierda-derecha. Esta división geométrica e ideológica deja de lado las definiciones y prácticas concretas de cada partido y candidato. Decir que AMLO es de izquierda, Felipe Calderón de derecha y Madrazo de centro o demócrata social sirve de poco y de nada a la vez. Me parece  que las prácticas y propuestas de los partidos y candidatos son más fáciles de caracterizarlas a partir de lo que las tendencias mundiales marcan, en particular en aquellos países donde gobierna la socialdemocracia.

6.- Si nuestras definiciones las limitamos al enfoque ideológico está claro que la candidatura de Patricia Mercado se acerca a diversos planteamientos de la socialdemocracia, así como Felipe Calderón es el más liberal en los planteamientos económicos y políticos. AMLO y Madrazo pueden ser muy liberales respecto a la laicidad del estado que hizo valer Benito Juárez pero conservadores en sus planteamientos económicos y políticos. De igual forma podemos caracterizar a Felipe Calderón como conservador en sus posiciones respecto al aborto y la eutanasia, y a Roberto Campa como liberal en sus planteamientos económicos, particularmente.

7.- Roberto Madrazo, desde un enfoque político, representa las prácticas del viejo régimen político que nos gobernó durante más de 70 años. Esta definición política lo descarta de antemano como una alternativa para gobernar al país.

8.- Andrés Manuel López Obrador,  no obstante de ser apoyado por un partido de izquierda como el PRD, dista de ser un demócrata. El estilo de gobernar en el DF y la soberbia que lo ha distinguido durante su campaña así lo demuestran. No es un personaje que crea en los valores y en las prácticas democráticas. Asumirse como un candidato que desde la presidencia hará los grandes cambios sin considerar los equilibrios políticos con los otros poderes, es volver a la concepción y práctica del viejo presidencialismo. Al mismo tiempo no considera la posibilidad de grandes reformas en materia económica, ni pone los acentos indispensables en la urgente necesidad de la aplicación del estado de derecho para garantizar más inversiones. Su visión social de combate a la pobreza y a la desigualdad dista mucho de un enfoque que considere indispensable contar con una economía en crecimiento, para generar la suficiente riqueza y de contar con una política fiscal que grave más a los que más consumen con una tasa única para todos los productos, tal como la socialdemocracia en otros países lo plantean.

Pero el conservadurismo de AMLO no sólo es en materia económica y política, también lo es en materia de derechos de la mujer y de las minorías sexuales. El personalmente bloqueo la Ley de convivencia en el DF. Recientemente ante el clero en ningún momento se pronunció por el aborto como una cuestión excepcional ni por la eutanasia como un derecho de los enfermos en etapa terminal. Prefirió decirle al Clero que estos temas los sometería a una consulta popular. ¿Ustedes creen que el pueblo les concedería estos derechos a las minorías? ¡Pues claro que no! Lo que nunca entenderá Obrador es que los derechos de las minorías no se consultan ni se concesionan, se reconocen, se hacen valer y punto.

9.- En Roberto Campa podemos ver a un personaje bien intencionado y comprometido con las reformas económicas que el país requiere, pero sin ser un candidato competitivo.

10.- Finalmente y sin pretender que estas notas sean un ensayo, sino más bien una provocación al debate, me parece que la disyuntiva a la que nos enfrentamos los que reivindicamos los postulados de la socialdemocracia y los que nos preocupan los grandes problemas nacionales, se reduce a dos candidatos: Patricia Mercado o Felipe Calderón.

Existen razones diferentes para votar por cada uno de ellos. En Patricia Mercado podemos encontrar identidades ideológicas bien definidas, incluidas otras de carácter económico y social. No hay duda en ello. Además, es indispensable que un referente socialdemócrata refrende su registro y presencia en la vida política nacional. En Felipe Calderón podemos encontrar propuestas más sólidas en materia económica, política y en materia de desarrollo sustentable. Además, los métodos y los comos para conseguir los objetivos son más claros y  realistas. Aunque parezca una provocación, los planteamientos económicos que hace Felipe Calderón están más cerca de los postulados que la socialdemocracia Española y Chilena realizaron en épocas de transición y no los que sostiene la Coalición “por el bien de todos”.

La disyuntiva está ahí, abramos el debate.





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