ACERCA
DE LA REFORMA POLITICA EN EL D.F.
Ignacio Pinacho
28 de Julio de 2001
1.- Con la reforma
política pactada en 1996, se abrieron las condiciones para tener procesos
electorales creíbles y legítimos, así como la posibilidad real de la
alternancia política en la ciudad de México y en la república. Con las
elecciones del dos de julio de 2000 empezamos la construcción de un nuevo
régimen.
2.- Haber logrado
independizar y profesionalizar al IFE, que las autoridades del D.F. se
determinen por voto universal, que se instalara un tribunal electoral para
dirimir las controversias, lograr la conversión de la asamblea de
representantes en asamblea legislativa, entre otros logros, no fue poca cosa.
3.- Los resultados están a
la vista: mayor equilibrio de poderes, independencia del poder judicial,
elecciones limpias, conflictos pos-electorales en el marco de la ley,
alternancia política en la capital y en el país, terminación de una etapa
histórica de régimen de partido de estado y el inicio de una
nueva donde prive el pluralismo y la democracia republicana.
4.- Sin embargo, a pesar
de estos avances sustanciales, todavía falta por culminar una agenda pendiente
de temas tanto de competencia federal como local. Enumeremos algunos de ellos:
En el ámbito Federal:
- Reelección de los diputados, senadores y presidentes municipales.
- Renovación parcial de las autoridades del IFE para garantizar continuidad.
- Voto de los mexicanos en el extranjero.
- Coaliciones y candidaturas comunes sin condiciones.
- Candidaturas ciudadanas independientes.
- Reglamentación de las precampañas.
- Fiscalización de todos los recursos para las campañas políticas.
- Tiempos de campaña.
- Normatividad acerca de los partidos políticos.
- La prohibición del uso de los programas de gobierno para la promoción personal.
- Acceso equitativo a los medios de comunicación, etc.
En el ámbito Local:
- Nueva distribución territorial para nuevos municipios.
- Municipalización de las Delegaciones Políticas.
- Conversión de la ALDF en Congreso Local.
- Integración del poder judicial como órgano de los tres poderes.
- Profesionalización de la administración pública.
- Nuevos órganos de representación vecinal.
- Elección de cabildos vía proporcional.
- Candidaturas ciudadanas independientes, etc.
- Todo lo anterior implica la creación del estado 32 y la delimitación territorial del nuevo Distrito Federal.
Toda la agenda
señalada, sólo es una parte de un conjunto de medidas que se requieren tanto en
el ámbito federal como local, para ir diseñando el nuevo régimen
jurídico-político de carácter democrático para el siglo XXI.
5.- A
partir del triunfo del PRD el seis de julio de 1997 las condiciones políticas
cambiaron favorablemente para continuar con la reforma, empero, vontradictoriamente Cuauhtémoc Cárdenas poco interés tuvo en
continuarla, a pesar de tener una mayoría absoluta de correligionarios en la
asamblea legislativa. Su mayor apuesta fue la nueva ley de participación
ciudadana, que en la práctica terminó siendo un ensayo más, por no decir un
fracaso.
6.- Con
AMLO, hasta el momento, sucede lo mismo. Su proyecto democratizador principal y
articulador del cambio –lo señaló en su campaña y está en su plataforma
política- es la instalación de unidades de gobierno a través de los comités
vecinales. Su propuesta ha sido un fiasco, no sólo porque su iniciativa de ley
ya no la contempla, sino porque legalmente no era viable. En otros temas, en el
contexto de la reforma política capitalina, no sólo no hay diálogo sino que
tampoco lo están contemplando en la agenda de la ALDF para el presente año.
7.- En
conclusión, mientras no exista un gran Acuerdo Nacional por la Transición a la
Democracia y la Reforma del Estado, entre todos los partidos, entre los poderes
de la unión, entre los gobiernos locales y el federal, y con una participación
decidida de las organizaciones civiles y de la opinión pública en general, muy
difícilmente tendremos una nueva normatividad más avanzada que permita una
mejor y mayor participación ciudadana en las elecciones de 2003.
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