DISCURSO EN OCASIÓN DE UN ANIVERSARIO
MÁS DE LA MUERTE DE OLOF PALME
28 de febrero de 2004
Recordar a Olof Palme
es hablar de la Socialdemocracia. Hablar de la Socialdemocracia en México es
pensar en un proyecto democrático, de equidad y de justicia. Hablar de un
proyecto democrático en estos momentos es pensar en nuestro proyecto político,
en Convergencia.
En los regímenes autoritarios las fuerzas socialdemócratas
tienen condiciones más difíciles para ser una opción de gobierno. El régimen autoritario del PRI, durante más
de 70 años, fue un clima más propicio para el surgimiento de fuerzas políticas
beligerantes y revolucionarias. El nacimiento de un sistema democrático ha dado
origen a un sistema de partidos plural y, con ello, el nacimiento de una nueva
esperanza: la Socialdemocracia.
La aceptación de la
doctrina de la socialdemocracia en México es relativamente reciente. Después de
la alternancia política, en el poder ejecutivo federal en el año 2000, la
bandera de la socialdemocracia empezó a enarbolarse con más fuerza en diversas
corrientes políticas presentes en diferentes partidos.
En la internacional socialista participan el PRD
y el PRI. Nuestro partido asiste en carácter de observador. Existen fuerzas
emergentes que comparten los postulados de la socialdemocracia. La
socialdemocracia es una bandera en disputa en nuestro País.
Para delimitar una fuerza de la otra,
Convergencia tiene no sólo que decirse socialdemócrata. Sería un grave error.
Tenemos que empezar por practicar la democracia, por acabar con el verticalismo
en sus normas internas. Tenemos no sólo que parecerlo, sino serlo; demostrarlo
en nuestra práctica política.
Si nos paramos frente al busto de Olof Palme, no
es para congraciarnos que somos socialdemócratas, sino para tomar su bandera y
lanzarnos a la lucha por la libertad, igualdad y solidaridad, que son los tres
principios que sustenta la política de bienestar de la socialdemocracia, tal
como lo señala el programa del Partido Socialdemócrata de Suecia, refrendado en
su congreso del 6 de noviembre del año 2001.
Porque la democracia, como lo señala el programa
del partido Socialdemócrata de Suecia, es más que un orden público para tomar y
efectuar decisiones, la democracia es un valorizado sistema que debe impregnar
toda la vida social y cuyos principios se basan en el valor igual de todas las
personas y de su dignidad.
La construcción de un proyecto socialdemócrata
no es tarea fácil, tenemos que vencer la resistencia a la crítica. La
socialdemocracia renovada o la socialdemocracia latinoamericana tienen que ser
severa en su crítica al bloqueo comercial de los Estados Unidos a Cuba, pero
también ser severos críticos del régimen autoritario Castrista; tenemos que
oponernos a la política genocida de Bush, pero también a las dictaduras
religiosas del medio oriente. Los socialdemócratas no debemos cambiar nuestra
libertad por el pan, ni nuestro pan por libertad. Pan y libertad es una
síntesis no una antítesis.
Para construir un proyecto socialdemócrata en
nuestro país, tenemos que pensar más en la experiencia del Gobierno de Ricardo
Lagos, el de Cardoso o Lula, que en el de Chávez, Castro o Andrés Manuel López
Obrador.
La socialdemocracia actualizada a las nuevas
condiciones del mundo y del país, podría decir, que sería una izquierda de los
derechos, una izquierda capaz de abrazar la primera, la segunda y la tercera
generación de los derechos humanos.
Los derechos humanos de primera generación que
enarbolaron los movimientos libertarios de las colonias inglesas de
Norteamérica y la revolución francesa: las libertades civiles del liberalismo
que combatió al absolutismo.
Los derechos humanos de segunda generación, que
se consolidaron después de la segunda guerra mundial pero que ya tenían sus
antecedentes en la revolución rusa y la mexicana: los derechos económicos,
sociales y culturales; el derecho al trabajo, a la educación, a la salud, a la
vivienda y al conocimiento.
Ambos derechos, no son más que la conciliación
entre el liberalismo y el socialismo. Institucionalmente, los derechos de
primera y segunda generación, se suscribieron en 1966 con el Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y con el Pacto Internacional
de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y, que fueron refrendados en
territorio de América en 1969 en Costa Rica y en San Salvador en 1988.
Este gran movimiento internacional transformó al
Estado de Derecho Liberal en un Estado Social y Democrático de Derecho.
Pero la Socialdemocracia no debe quedarse ahí,
tiene que abrazar también los llamados derechos de tercera generación, los
derechos de los pueblos, los derechos solidarios o colectivos de la humanidad:
un medio ambiente sano, derecho al desarrollo y el derecho a la paz.
Estimados amigos y amigos, pero esta tríada de
derechos no deben quedarse en el discurso,
tienen que traducirse en acción política. Hoy, como no ha sucedido en
otras ocasiones, se presenta la oportunidad de ir tejiendo la construcción de
una cuarta opción política nacional; que sea competitiva frente a los tres
partidos de mayor representación política: PAN, PRI y PRD.
La crisis que se presenta hoy en el Partido de
los billetes verdes, es una gran oportunidad para Convergencia; pero también es
una oportunidad para otras expresiones políticas que pretenden debutar en las
elecciones del año 2006. Convergencia debe de trabajar desde ya, para ser uno
de los Convocantes en la construcción de la cuarta opción política de poder.
Debemos de tener la sensibilidad y la visión
política a flor de piel para asumir esta responsabilidad que, de seguro, podrá
ser el embrión de una fuerza política de la nueva socialdemocracia.
Es tiempo de tomar con nuestro puño la rosa que
nos pertenece. Parodiando la voz de una mujer anónima que expresó al mirar la
gran mancha de sangre en el lugar del deceso de Olof Palme: ...una rosa roja, semejante al amor de Olof y
su lucha.
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