miércoles, 18 de enero de 2012

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE OLOF PALME


DISCURSO EN OCASIÓN DE UN ANIVERSARIO
MÁS DE LA MUERTE DE OLOF PALME
28 de febrero de 2004


Recordar a Olof Palme es hablar de la Socialdemocracia. Hablar de la Socialdemocracia en México es pensar en un proyecto democrático, de equidad y de justicia. Hablar de un proyecto democrático en estos momentos es pensar en nuestro proyecto político, en Convergencia.

En los regímenes autoritarios las fuerzas socialdemócratas tienen condiciones más difíciles para ser una opción de gobierno.  El régimen autoritario del PRI, durante más de 70 años, fue un clima más propicio para el surgimiento de fuerzas políticas beligerantes y revolucionarias. El nacimiento de un sistema democrático ha dado origen a un sistema de partidos plural y, con ello, el nacimiento de una nueva esperanza: la Socialdemocracia.

La aceptación de la doctrina de la socialdemocracia en México es relativamente reciente. Después de la alternancia política, en el poder ejecutivo federal en el año 2000, la bandera de la socialdemocracia empezó a enarbolarse con más fuerza en diversas corrientes políticas presentes en diferentes partidos.

En la internacional socialista participan el PRD y el PRI. Nuestro partido asiste en carácter de observador. Existen fuerzas emergentes que comparten los postulados de la socialdemocracia. La socialdemocracia es una bandera en disputa en nuestro País.

Para delimitar una fuerza de la otra, Convergencia tiene no sólo que decirse socialdemócrata. Sería un grave error. Tenemos que empezar por practicar la democracia, por acabar con el verticalismo en sus normas internas. Tenemos no sólo que parecerlo, sino serlo; demostrarlo en nuestra práctica política.

Si nos paramos frente al busto de Olof Palme, no es para congraciarnos que somos socialdemócratas, sino para tomar su bandera y lanzarnos a la lucha por la libertad, igualdad y solidaridad, que son los tres principios que sustenta la política de bienestar de la socialdemocracia, tal como lo señala el programa del Partido Socialdemócrata de Suecia, refrendado en su congreso del 6 de noviembre del año 2001.

Porque la democracia, como lo señala el programa del partido Socialdemócrata de Suecia, es más que un orden público para tomar y efectuar decisiones, la democracia es un valorizado sistema que debe impregnar toda la vida social y cuyos principios se basan en el valor igual de todas las personas y de su dignidad.

La construcción de un proyecto socialdemócrata no es tarea fácil, tenemos que vencer la resistencia a la crítica. La socialdemocracia renovada o la socialdemocracia latinoamericana tienen que ser severa en su crítica al bloqueo comercial de los Estados Unidos a Cuba, pero también ser severos críticos del régimen autoritario Castrista; tenemos que oponernos a la política genocida de Bush, pero también a las dictaduras religiosas del medio oriente. Los socialdemócratas no debemos cambiar nuestra libertad por el pan, ni nuestro pan por libertad. Pan y libertad es una síntesis no una antítesis.

Para construir un proyecto socialdemócrata en nuestro país, tenemos que pensar más en la experiencia del Gobierno de Ricardo Lagos, el de Cardoso o Lula, que en el de Chávez, Castro o Andrés Manuel López Obrador.

La socialdemocracia actualizada a las nuevas condiciones del mundo y del país, podría decir, que sería una izquierda de los derechos, una izquierda capaz de abrazar la primera, la segunda y la tercera generación de los derechos humanos.

Los derechos humanos de primera generación que enarbolaron los movimientos libertarios de las colonias inglesas de Norteamérica y la revolución francesa: las libertades civiles del liberalismo que combatió al absolutismo.

Los derechos humanos de segunda generación, que se consolidaron después de la segunda guerra mundial pero que ya tenían sus antecedentes en la revolución rusa y la mexicana: los derechos económicos, sociales y culturales; el derecho al trabajo, a la educación, a la salud, a la vivienda y al conocimiento.

Ambos derechos, no son más que la conciliación entre el liberalismo y el socialismo. Institucionalmente, los derechos de primera y segunda generación, se suscribieron en 1966 con el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y con el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y, que fueron refrendados en territorio de América en 1969 en Costa Rica y en San Salvador en 1988.  

Este gran movimiento internacional transformó al Estado de Derecho Liberal en un Estado Social y Democrático de Derecho.

Pero la Socialdemocracia no debe quedarse ahí, tiene que abrazar también los llamados derechos de tercera generación, los derechos de los pueblos, los derechos solidarios o colectivos de la humanidad: un medio ambiente sano, derecho al desarrollo y el derecho a la paz.

Estimados amigos y amigos, pero esta tríada de derechos no deben quedarse en el discurso,  tienen que traducirse en acción política. Hoy, como no ha sucedido en otras ocasiones, se presenta la oportunidad de ir tejiendo la construcción de una cuarta opción política nacional; que sea competitiva frente a los tres partidos de mayor representación política: PAN, PRI y PRD.

La crisis que se presenta hoy en el Partido de los billetes verdes, es una gran oportunidad para Convergencia; pero también es una oportunidad para otras expresiones políticas que pretenden debutar en las elecciones del año 2006. Convergencia debe de trabajar desde ya, para ser uno de los Convocantes en la construcción de la cuarta opción política de poder.
Debemos de tener la sensibilidad y la visión política a flor de piel para asumir esta responsabilidad que, de seguro, podrá ser el embrión de una fuerza política de la nueva socialdemocracia.

Es tiempo de tomar con nuestro puño la rosa que nos pertenece. Parodiando la voz de una mujer anónima que expresó al mirar la gran mancha de sangre en el lugar del deceso de Olof Palme:  ...una rosa roja, semejante al amor de Olof y su lucha.

 



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