POR UNA IZQUIERDA CON VERGÜENZA
-A
propósito de las muertes en New’s Divine-
Ignacio Pinacho
26
de junio de 2008
A propósito de las
sugerentes dos últimas columnas del periodista Ricardo Alemán (25 y 26 de junio
en el Universal), deseo compartir mis comentarios y reflexiones, a partir de ciertos
datos duros y conocimiento de causa. Nuestra indignación por los graves sucesos
en la discoteca New’s Divine debe pasar a la realización de una profunda
reflexión y autocritica, desde cualquier punto de vista de izquierda.
En los principios de los
años 90`s tuve la oportunidad de ser representante vecinal (primero como
Presidente de Colonia y luego como Consejero Ciudadano). En 1993, acudimos al
llamado de un grupo plural de legisladores locales de la extinta Asamblea Representantes,
para incorporarnos a la consulta ciudadana por una reforma democrática en la
ciudad. En aquel entonces Marcelo Ebrard y Joel Ortega eran los principales
operadores políticos y financieros del entonces Regente Manuel Camacho Solís.
Todos ellos se opusieron a la realización del plebiscito ciudadano de aquel 21
de marzo de 1993.
En contra del plebiscito
ciudadano los gobernantes de la ciudad, hoy prominentes líderes de la
izquierda, organizaron una Mesa de Concertación para disertar ahí los temas de
la ciudad. En ambas convocatorias me tocó participar. En la primera con mucho
entusiasmo, siendo presidente por el comité organizador del plebiscito por el
extinto II Distrito Electoral. En la segunda con la presentación de ponencias,
a través de la representación vecinal que presidia.
Otras de las batallas que
sorteamos por aquellos años fueron en contra de los llamados giros negros en la
Delegación Cuauhtémoc. En esos tiempos fuimos testigos de cómo prominentes
policías, como el propio Jefe de la Policía Santiago Tapia Aceves, eran
padrinos y dueños de muchos antros, dónde corría droga y servía de refugio de
prominentes líderes de la delincuencia. Estas informaciones las compartíamos en
aquel entonces con diversos Asambleístas, a los cuales recurríamos para
solicitarles apoyo en nuestras demandas vecinales.
No era un secreto saber que
en la Policía existía la llamada Hermandad. El propio Secretario de Seguridad
Alejandro Gertz Manero del gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas lo reconoció. Pero
lo importante de esto es que esa herencia venía y viene de los Tiempos de
Camacho Solís y Marcelo Ebrard. En los sótanos del poder y en los policías de
tropa se decía que tras bambalinas y después desde la Secretaria de Gobierno el
controlador de esa mafia era Marcelo Ebrard. El otro frente de operación de
éste último, junto con su inseparable amigo Joel Ortega, era el de las grandes
Obras Públicas. Aquí también hicieron sus buenos bisnes, cítese el caso del
Auditorio Nacional. Tómese en cuenta que entre Ebrard y Joel Ortega no han
soltado la plaza de la Policía Capitalina, exceptuando el breve periodo de
Gertz y Godoy, cuando la hermandad desató verdaderas revueltas a su interior.
Más de 20 años dirigiendo a los cuerpos policiacos ¿y aún no conocen a la
policía, por inepta y corrupta?
Hoy nadie lo dice pero en
aquel entonces sus propios subalternos conocían al hoy Jefe de Gobierno como el
Chucky, por terrorífico, maquiavélico y tramposo, que manejaba su propio grupo
de inteligencia. Manuel Camacho Solís, siendo regente de la Ciudad, logró
tender puentes con muchos grupos opositores de izquierda gracias a Ebrard; éste
contaba con un grupo de operadores menores que menudeaban los movimientos y que
se encargaban de repartir dinero cuando los convencían de desistir de sus
protestas. Quien no recuerda, en una dimensión mayor, como Camacho Solís y
Marcelo Ebrard apoyaban con recursos económicos a los éxodos de López Obrador.
Esa relación entre estos
personajes ha crecido inmensamente gracias a que la izquierda histórica se ha
callado y se ha dejado corromper. Haber permitido que Marcelo Ebrard se convirtiera
en prominente “gobernante de izquierda” es un verdadero desastre, es un gran
retroceso histórico. López Obrador fue domesticado por ese grupo en sus tiempos
de líder social, después los hizo sus principales colaboradores siendo Jefe de
Gobierno, que operaron como saben hacerlo para luego seducir al propio López
Obrador y “convencerlo” que les dejará la plaza política y cultural más
importante de la izquierda.
Hoy, sus principales aliados
dentro del gobierno, el grupo Bejaranista y de Martí Batres (que por sus
prácticas son lo mismo), en su momento fueron domesticados por el gobierno de
Camacho Solís y Marcelo Ebrard. Fueron de los grupos más beneficiados, a través
de su organización Nueva Tenochtitlan, con sendos proyectos de vivienda y toneladas
de despensas del DIF. La coronación de sus acciones que evidenciaron su ya
acabada mística y ética de izquierda, fue cuando se pusieron a vender leche con
heces fecales a bajo costo entre sus agremiados.
El antecedente de cómo esta
izquierda enfrenta los accidentes como los de New’s Divine es el de la
discoteca Lobombo. Por cierto, quien gobernaba la Delegación dónde se
presentaron los hechos era Dolores Padierna, del mismo grupo. Hubo muchas
muertes, incluso, un mayor impacto mediático, pero no hubo renuncias y las
investigaciones terminaron con el dueño del antro. En aquel entonces se decía
que Dolores Padierna golpeaba con la izquierda a los giros negros
indisciplinados y cobraba con la derecha a sus aliados.
Quienes hemos observado de
cerca estas etapas distintas de esta izquierda perredista, podemos decir con
toda certeza que esto no es izquierda, como histórica y éticamente la hemos
concebido, es un verdadero remedo.
Una izquierda diferente no
puede quedarse cruzada de brazos ante
estos lamentables sucesos, tiene que alzar la voz y cubrir los vacios éticos
que gobiernos como el de Marcelo Ebrard y Joel Ortega nunca cubrirán. Las
crisis pueden convertirse en grandes oportunidades para otros sectores de la
izquierda que sí tengan vergüenza.
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