LECCIONES DE LAS
ELECCIONES
DEL 4 DE JULIO Y
PERSPECTIVAS
Ignacio Pinacho
3 de agosto de 2010
1.- Las elecciones en 14 estados de la
república del pasado 4 de julio, arrojaron un nuevo mapa electoral y de fuerzas
políticas en el país, donde el PRI sigue siendo la primera fuerza política del
país, y el partido gobernante (PAN) sigue
sin recuperar su presencia electoral que lo llevó al poder en el año 2000 y en
el 2006. Por su parte la oposición de izquierda, representada por el
PRD-PT-Convergencia, tampoco ha logrado recuperar la fuerza política-electoral
que casi lo lleva a la presidencia de la república en el año 2006.
2.- No obstante, los resultados de la
jornada dominical arrojan interesantes lecturas que nos llevan a la conclusión
de que nada está decidido aún para el 2012. Si bien el PRI logró refrendar su
primacía en la mayoría de los estados de la república en disputa, también es
cierto que perdió importantes bastiones estratégicos para su causa: Oaxaca,
Puebla y Sinaloa. Además, la votación en otros estados de la república fue muy
cerrada como en Veracruz, Durango, Tlaxcala, Aguascalientes e Hidalgo, donde el
PRI tenía previsto arrasar con mayores porcentajes de votación.
3.- Es de suma importancia señalar el
papel de las coaliciones partidistas como instrumentos naturales de competencia
electoral. Si analizamos los datos duros, bien podemos señalar con certeza que de
las doce disputas por los gobiernos estatales en ocho las coaliciones
partidarias fueron decisivas para el triunfo electoral: Oaxaca, Puebla,
Veracruz, Aguascalientes, Tlaxcala, Hidalgo y Sinaloa. El reto de las
coaliciones electorales, ahora, es el de tener la capacidad y madurez para
convertirse en coaliciones gobernantes. Pero también cabe destacar que los
partidos o coaliciones que no son capaces de sortear con éxito sus procesos
internos de selección, terminan por ser derrotados.
4.- Por otra parte, destaca la
importante participación ciudadana en las urnas que, con excepción de
Tamaulipas, Chihuahua, Quintana Roo y en menor medida Tlaxcala, aumentó en
proporción a la elección anterior para gobernador. Sin duda, la mejor votación
se presentó en aquellos estados donde el descontento social y las fracturas
políticas fueron consustanciales a las elecciones como en Oaxaca, Sinaloa, Puebla, Aguascalientes y Zacatecas.
Pero la alternancia política no sólo fue en estos estados, también sucedió en
los estados de Tlaxcala y en Baja California Norte, aunque en éste último la
elección se circunscribió a las presidencias municipales y al congreso local.
5.- Un dato a resaltar es que la mayoría
de los gobernadores electos alcanzaron, al mismo tiempo, una mayoría en los
congresos locales; pero en otros, el establecimiento de “gobiernos divididos” sigue
siendo una característica. Lo más importante es que los acuerdos y pactos políticos
entre todas las fuerzas políticas serán y seguirá siendo una necesidad, para
lograr mejores índices de gobernabilidad política en sus respectivas entidades.
La vieja cultura de la aplanadora es cada vez más marginal. Aunque en el estado
de Baja California Norte es de llamar la atención, donde el PRI sí fue prácticamente
una aplanadora electoral, ganando sus 5 municipios y 13 de los 16 distritos
electorales.
6- También es importante destacar que, en general,
en los procesos electorales que se han llevado a cabo de 2009 a la fecha, en
todos ha estado presente el reclamo ciudadano del cambio. De las 18 gubernaturas que se han disputado
en este periodo, en nueve se ha dado la alternancia política, y en 24 capitales
que hubo contiendas en 11 sucedió lo mismo. La derrota o la victoria han sido
para todos los partidos o coaliciones. Nadie ha tenido asegurada la victoria de
antemano. Los gobiernos en turno están siendo cada vez más juzgados por los
ciudadanos.
7.- Un dato interesante de las
elecciones del 4 de julio fue el papel de las encuestadoras y los sondeos de
opinión, así como el papel de las comprometidas revelaciones grabadas que
fueron dadas a conocer días antes de las elecciones en estados como Veracruz,
Oaxaca y Puebla. Respecto a lo primero,
en varios casos las encuestadoras estuvieron lejos del resultado final, aunque
las tendencias fueron las mismas. Esto puede explicarse porque, a diferencia de
otros procesos electorales, en esta ocasión un gran porcentaje de la ciudadanía
no dio a conocer sus preferencias antes de la jornada comicial; pero también se
explica por el aspecto segundo mencionado: las grabaciones que se revelaron
antes de la elección. Que bien pudo ser un factor determinante para dar el
punto de quiebre y definitivo hacia uno u otro candidato.
8.- Otro factor que, sin duda, jugó un
papel preponderante en estas elecciones fue el problema de la violencia. En los
Estados con altos índices de violencia como Chihuahua, Durango, Sinaloa y
Tamaulipas el comportamiento de los electores fueron hasta cierto punto
diferente. Citamos el interesante estudio de Parametría al respecto. “Mientras
en Chihuahua y Tamaulipas descendió la participación ciudadana (12 puntos en
ambas entidades); en Durango y Sinaloa aumentó tres puntos. La primera observación es que la
percepción (sobre la realidad) acerca del clima violento es un factor que sí
incide en la participación. En Tamaulipas, por ejemplo, la participación
alcanzó un mínimo histórico de 40 puntos; la menos afluencia desde hace 24 años
y después del asesinato del candidato del PRI a gobernador de la entidad. La
baja participación concuerda también con un incremento anual de 700% en los
ejecutados en la entidad. Aún cuando la cifra de muertos no se compara con la
de otros estados, el aumento y el magnicidio sí afectaron el ánimo ciudadano. Para
el caso de Chihuahua, la entidad más violenta en el país y donde prevalece un
clima particularmente peligroso en Ciudad Juárez, la participación de los
ciudadanos en las urnas fue la más baja de los últimos 30 años. Sin embargo, en
los casos de Durango y Sinaloa, que son las dos entidades que siguen a
Chihuahua en términos de violencia, la participación aumentó. Incluso, en el
caso sinaloense hubo afluencia histórica para las elecciones de gobernador.”
9.- Las elecciones también revelaron que
la inequidad entre los contendientes, que el uso de los recursos públicos con
fines electorales, que los medios de comunicación, así como los poderes
facciosos del crimen organizado en algunas regiones del país, siguen estando
presente en las contiendas y disputas por el poder público. Las pasadas
reformas electorales no alcanzaron a ser suficientes para contrarrestar y
nulificar estos elementos que siguen siendo factor de decisión.
10.- En suma, los resultados en sí dan
una lectura distinta de la que se percibía antes del 4 de julio. Ni el PRI se
mostró como fuerza invencible ni el PAN como una fuerza política en constante declive,
y las coaliciones opositoras sí funcionaron, muy a pesar de los malos presagios
que algunos depositaron en ellas. El jefe del partido gobernante, Felipe
Calderón, salió triunfante en la medida que él fue el principal promotor de las
alianzas llamadas contranatura. Para
la corriente moderada al interior del PRD fue una gran bocanada de oxigeno,
porque con el triunfo de las coaliciones no se percibió la sistemática disminución
de votación que el PRD viene obteniendo desde 2006; la derrota estrepitosa en
Zacatecas es una muestra. El PT sigue cosechando puntos, gracias a su
incondicionalidad con AMLO. Convergencia sigue oscilando entre el Obradorismo y
sus intenciones de ser alternativa, sin alcanzar aún un posicionamiento
territorial de partido institucionalizado y socialdemócrata. El PVEM y el PANAL
se pliegan siempre a los grupos de intereses tradicionales y monopólicos de
este país.
PERSPECTIVAS
11.- Las próximas elecciones a celebrarse
el próximo año en los estados de Guerrero, Baja California Sur, Coahuila,
Hidalgo, Michoacán, México y Nayarit seguirán marcadas, seguramente, por las
mismas características del pasado proceso electoral: inequidad, utilización de
recursos públicos, guerra sucia y violencia provocada por la delincuencia
organizada. Las fuerzas políticas y las instituciones electorales están
obligadas a pactar acuerdos políticos, con vinculación legal, para revertir
tendencias regresivas que minan la participación ciudadana y a nuestras
instituciones democráticas.
12.- Los riesgos de violencia generados
alrededor y por la delincuencia organizada, que en el pasado proceso electoral
provocó la muerte de candidatos, entre ellos el candidato a gobernador del PRI
por Tamaulipas, será latente; en virtud que en estados como Guerrero y
Michoacán, donde siguen presentes grupos delictivos que se disputan territorios
pero que también se han logrado inmiscuir en la política, puede ser un factor determinante
que influya en la percepción de las preferencias lectorales, y también en el
grado de participación ciudadana.
13.- En particular en el Estado de México
puede darse la madre de todas las batallas, que puede ser el punto de quiebre o
inflexión del bloque de fuerzas políticas que se irán constituyendo rumbo a la elección
presidencial de 2012. Esta batalla electoral será estratégica, y por lo mismo,
las fuerzas más conservadoras y retrogradas del PRI intentan prorrogar la
elección estatal, con el fin de reguardar la imagen de uno de sus precandidatos
a la presidencia de la república.
14.- Prácticamente todos los procesos
electorales nos han demostrado que los partidos políticos por su propia fuerza
se ven en serias dificultades para ganar o sostenerse en el gobierno. Así como
también se ha demostrado, que las coaliciones es un legítimo recurso de todos los partidos para conquistar el poder
público o conservarlo. Para los ciudadanos también ya cuenta más la reputación
y el reconocimiento público de los candidatos. Y los partidos tendrán que
aprender a elegir a sus mejores candidatos, con los suficientes acuerdos y
consensos a su interior. Esta situación está contribuyendo, paulatinamente,
para que emerjan nuevos liderazgos en la clase política de los partidos y en el
país en general.
15.- No obstante los avances alcanzados en el proceso de
democratización del país y que han contribuido a ello, sin duda, los recientes
procesos electorales, es pertinente el impulso de una nueva generación de
reformas electorales que cubran los vacios legales que siguen provocando elecciones
inequitativas con usos facciosos de recursos públicos y guerras sucias que denigran los valores democráticos; así como el
impulso de proyectos de ley, a través de sendos acuerdos entre todas las
fuerzas políticas, para el establecimiento de un nuevo régimen político que
implique mayores dosis de gobernabilidad, de colaboración y cogobiernos; e ir
dejando atrás la vieja cultura de que un nuevo presidente será la solución de
los problemas nacionales.
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