lunes, 6 de febrero de 2012

LA CRISIS DEL PRD: AUSENCIA DE UNA IZQUIERDA MODERNA


LA CRISIS DEL PRD: AUSENCIA DE UNA IZQUIERDA MODERNA
 Ignacio Pinacho
09-abril-2009

Quienes tuvimos la oportunidad de militar en el Partido de la Revolución Democrática, pudimos observar lo lejos que está el país de contar con un proyecto moderno de centro izquierda.

El PRD se conformó, sustancialmente, de dos vertientes: el del nacionalismo revolucionario de quienes venían del PRI y el de la izquierda comunista y revolucionaria, proveniente del PMS y de otros grupos políticos. Ambas tendencias lograron crear al partido de izquierda más desarrollado en nuestro país, pero sin dejar de ser expresiones autoritarias y predemocráticas en sus formas de hacer política.

Los desprendimientos políticos que ha tenido el PRD a largo de sus quince años de vida, han sido motivados principalmente por las conductas autoritarias de sus dirigencias, particularmente de su dirigente moral: Cuauhtémoc Cárdenas. En sus orígenes el perredismo llegó a cautivar a cientos de intelectuales y miembros del mundo de la cultura y las artes, empero, conforme transcurrió el tiempo el partido fue siendo dominado por los grandes grupos de interés, la mayoría de corte populista y corporativista.

Su ideología, como dice Enrique Semo, se nutre tanto de la resistencia a los efectos de la globalización como de la negación o la indiferencia hacia las innovaciones que le dan vida: es un partido predominantemente conservador. Su experiencia de gobierno más desarrollada se está dando en la Ciudad de México: es un modelo y estilo de gobierno diferente a los llamados gobiernos neoliberales pero parecido al de los populistas como el de Hugo Chávez en Venezuela.

Los graves actos de corrupción, presentes hoy en el gobierno del Distrito Federal, es una muestra de que el PRD en el gobierno  no se constituye a partir de un proyecto moderno comprometido con la eficiencia administrativa, con la democracia y la transparencia. Su política económica y financiara no plantea de fondo el combate a la desigualdad social; los segundos puentes sustituyen a toda planeación urbana y al transporte masivo-no contaminante; la promoción de la cultura y la defensa de las minorías sociales, que distingue a toda izquierda progresista, no son parte del programa de gobierno de Obrador.

Al igual que en otros partidos, en el PRD predominan los caudillismos y cacicazgos por encima de la institución partidaria; se violentan los derechos de los militantes; en la elección de los espacios de dirección y en los puestos de elección popular predominan los criterios de cuota y no el de las trayectorias, meritos y experiencias de los militantes.

La crisis del PRD es la oportunidad para que, a su interior y fuera de él, se promueva un proyecto de centro izquierda que sea capaz de responder a las nuevas expectativas de los ciudadanos que esperan una visión fresca, democrática, incluyente y moderna del país. Una izquierda pensante, reformadora, comprometida con los derechos humanos, con la transparencia y la ley; congruente con lo que dice defender y lo que hace. En suma, una izquierda socialdemócrata.  

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