miércoles, 15 de julio de 2015

El PRD ya cumplió su ciclo ¿Qué sigue?

EL PRD YA CUMPLIÓ SU CICLO
¿QUÉ SIGUE?
Ignacio Pinacho Ramírez

"¿Por qué se ha de temer a los cambios?
Toda la vida es un cambio."
H.G. Wells 

El Partido de la Revolución Democrática, surge con el propósito de impulsar y hacer valer un régimen democrático y pluralista, para dejar atrás el “régimen de partido de estado”. Las reformas políticas sucesivas posteriores a 1988 han hecho valer, esencialmente, la agenda por la cual surgió este partido.

Pasamos de un régimen político dominado por un solo partido a un régimen plural de partidos, de una división de poderes subordinado al ejecutivo a uno de mejores equilibrios y contrapesos, de gobiernos monocolores a gobiernos divididos, de un sistema totalmente opaco a uno donde la rendición de cuentas y transparencia es una posibilidad real; en fin, un régimen político que es esencialmente diferente al que nos dominaba hace tres décadas.

Sin dejar de insistir en una agenda que perfeccione y consolide nuestras prácticas e instituciones democráticas, las prioridades actuales se centran en la economía y en la cuestión social, derivadas de una eminente y grave crisis fiscal, y las relacionadas con la seguridad y justicia; prioridades recurrentes para la mayoría de los actores políticos y económicos del país, sin importar el tinte partidario e ideológico.

Ha llegado el momento donde la dirigencia perredista se pregunte seriamente de si su partido es el instrumento más adecuado y funcional para el impulso de una nueva agenda, que rebase la dicotomía izquierda-derecha, que coloque al centro de su propuesta la disminución sustancial de la desigualdad social; y, por lo tanto, si sigue siendo un aglutinador de las nuevas generaciones y movimientos cívicos que se indignan con el statu quo de la corrupción y de la violación permanente de los derechos humanos.

Sus resultados  electorales del pasado 7 de junio solo son un indicador; aunque a decir verdad   la tendencia en su aceptación va a la baja. El surgimiento de Morena a costa de su militancia seguramente lo irá debilitando aún más. Las causas pueden ser múltiples, pero existe una esencial: su modelo de partido y su visión estratégica de poder se ha agotado; y con ello su credibilidad y su viabilidad como proyecto innovador y creíble.

Si su transformación únicamente la ligan a la necesidad de un nuevo discurso, a una revolución ética a su interior, a una mejor selección de sus candidatos y en la tan socorrida unidad de las izquierdas, seguramente sus intenciones no pasaran de ser un partido en competencia permanente con Morena y no con las otras dos opciones más competitivas.

Por lo escuchado en sus principales dirigentes, de forma errónea se sigue pensando que la toma del poder político en México obligadamente tiene que ser con las llamadas izquierdas, cuando que el deslinde entre ellas ya es más que evidente. La ruptura no solo es orgánica, sino también ideológica y de proyecto de nación. Sus visiones son cada vez más contradictorias y de mayores tensiones políticas con en el caso del Distrito Federal. Ni Morena es un proyecto moderno que ofrezca certeza democrática y estabilidad económica al país. Ni el PRD -por sus fracasados gobiernos estatales llenos de prácticas atrapadas en la cultura del viejo régimen- está en condicione de volverse creíble para los actuales retos del país.

Lo que el país requiere no es una disputa por ideologías, sino una propuesta de país que las cruce con nuevas formas de organización para dejar atrás a las tradicionales; que permitan, por lo tanto, la incorporación de nuevos actores políticos, sociales y económicos. Su dirección nacional debiese de entender que alrededor de las historias en las fuerzas de izquierda y progresistas del mundo, hay momentos y procesos de renovación insalvables que implican su propia desaparición y refundación.  Este es el momento del PRD.

El sistema de organización partidaria de las izquierdas, como el de otros partidos, es demasiado rígido; basado en un esquema presidencialista de dirección política y una organización territorial más clientelar que ciudadano. Su aparato y agendas territoriales están más pegados a las coyunturas electorales y a los estímulos económicos; la militancia ha cedido el paso al empleador; los grupos y tendencias se reducen a la disputa por los espacios sin la mínima consideración a las ideas y al debate de proyectos.

Un planteamiento partidario innovador tendría que dejar atrás la tradicional dicotomía izquierda-derecha para dar paso a la del liberalismo-conservadurismo. Al mismo tiempo, debe centrar su agenda en la inevitable necesidad de reducir la desigualdad social, con un combate frontal a la corrupción; lo que significa, entre otras cosas, un deslinde claro con las principales elites económicas y políticas que han mantenido al país atrapado en los círculos viciosos que generan un mayor deterioro de la política y una aguda polarización y exclusión social.

No se trata de abandonar las ideologías porque éstas son consustanciales a los intereses organizados en los partidos. ¡No! Se trata que ninguna de las expresiones a su interior se sobreponga a las demás; se trata de que todas jueguen en plena libertad respetándose unas a otras, por el grado de su representación. Un nuevo sistema de organización, de carácter frentista, donde ninguna expresión ideológica se sienta sojuzgada y subordinada; que todas se sientan respetadas y en condiciones equitativas de competencia. 
    
Visto así las cosas, podríamos considerar que el PRD ya cumplió su ciclo. Su mejor perspectiva es la de poner su registro a disposición de una nueva concepción cívica para que, en conjunto con otras fuerzas políticas y liderazgos, se convoque a un Congreso Constituyente y de vida a un nuevo partido político nacional de carácter frentista, plural en ideologías pero eminentemente demócrata, sustentado bajo preceptos del nuevo progresismo, liberal e igualitario.
14 de julio de 2015



miércoles, 3 de septiembre de 2014

Una nueva forma de hacer partido

UNA NUEVA FORMA DE HACER PARTIDO
(Partido-frente)
Ignacio Pinacho Ramírez

1.- El concepto de partido-frente o partido arcoíris, deviene de determinadas experiencias de construcción partidaria, particularmente en América Latina.[1]  A diferencia de las categorías clásicas  o modelos de partido (partido de clase, partido ideológico, partido de elites o de masas, etc.), los partidos frentistas son una nueva forma de organización partidista, cuya característica principal es la conjunción de un amplio pluralismo político e ideológico con un funcionamiento y toma de acuerdos a partir del consenso.[2]   

2.- Esta nueva forma de organización ha contribuido para que ciertos referentes partidistas se traduzcan en un corto tiempo en partidos muy competitivos: PT Brasileño, FA Uruguayo, PAC de Costa Rica, el partido Democrático Italiano y la misma Concertación Chilena. En estas experiencias el pluralismo ideológico también se ha traducido en un amplio pluralismo social, pluri-clasista; donde conviven diversos liderazgos o movimientos que sintetizan descontentos sociales derivados de la compleja realidad actual.

3.- En nuestro país, los partidos -con la excepción del PRI- esencialmente fueron construidos bajo las premisas clásicas señaladas. En su origen en el PRD se discutió cierta concepción frentista para regir su vida interna. Incluso, la Corriente Nueva Izquierda llegó a presentar un proyecto estatutario al respecto. Sin embargo, el funcionamiento frentista del partido aterrizó esencialmente en la reglamentación de sus distintas corrientes políticas, cuyo espectro ideológico se redujo únicamente a la existencia de diversas expresiones de izquierda.

4.-  A reserva de un estudio minucioso del Partido Revolucionario Institucional, está claro que este partido desde su origen ha funcionado a partir de grandes acuerdos a su interior, de la existencia de entre facciones, y entre sectores políticos y sociales. Es una especie de partido-frente pero con reglas verticales en su funcionamiento. Formalmente mantiene una estructura vertical de su aparato burocrático, pero funciona a través de grandes acuerdos políticos entre sus facciones. También podríamos decir que su base social es pluri-clasista. Estas características, sin duda, lo siguen colocando y sosteniendo como el partido político más fuerte y competitivo del país.  

5.- En los últimos 15 años, según datos de Central Política, la vida promedio de los nuevos partidos ha sido de sólo 14 meses. Y los que han logrado refrendar su registro cuando contienden por si solos apenas han rebasado el umbral del 2% de la votación. El PVEM que podríamos considerar un partido temático, pero de corte familiar, es el único que ha superado el 3 o el 4 por ciento de la votación; el MC, PT y Nueva Alianza que se consideran partidos más ideológicos o partidos-negocio, en cada elección constitucional están sometidos a la presión de sostener su registro. Para la elección de junio de 2015, con la participación de tres nuevos partidos y el aumento del 3% para preservar el registro, el escenario de vuelve mucho más complicado, tanto para los partidos satélites como para los nuevos partidos: Morena, Partido Humanista y Encuentro Social.

6.- El Partido Humanista, por su composición ideológica y social, se ubica más dentro del espectro de partido-frente que se han constituido en otros países, y no dentro de los modelos clásicos de partido. Su espíritu fundacional que nos llevó a cumplir exitosamente los requisitos de ley y a convertirnos en un nuevo partido político nacional estuvo sustentado en la confianza política, en el consenso y en la colaboración política. Y también en el reconocimiento de que ideológicamente podemos ser distintos, pero sin que esta característica fuera un impedimento para construir un partido, esencialmente político y programático.

7.- Su éxito electoral seguramente tendrá que ver con la amplitud y profundización de esta concepción partidaria. Si el PH quiere ser exitoso y, por lo tanto, diferente a los partidos satélites[3] obligadamente tiene que abrirse al mayor espectro de fuerzas políticas y sociales; empero, para que éstas coincidan y se acerquen necesariamente las reglas de convivencia tienen que ser flexibles adhoc a la cohabitación de corrientes ideológicas y sociales diversas. 

Características fundamentales:

8.- Un partido-frente es un sistema y un pacto de funcionamiento, donde cohabitan organizaciones y corrientes ideológicas y socialmente diversas. Donde cada fuerza política o social, independientemente de su presencia territorial, tenga posibilidades de participación en los órganos de representación y decisión, bajo un formula incluyente, pero sin llegar a la sobrerrepresentación política de alguna de ellas. Es también y, sobre todo, el reconocimiento mutuo de lo que cada quien representa, dejando a un lado la concepción hegemónica de dirección y presidencialista de los partidos autoritarios y tradicionales.

9.- A diferencia de otras experiencias frentistas, como el PT Brasileño, donde solo cohabitan expresiones diversas desde la izquierda, en el PH cohabitan -aún de forma reducida- expresiones de lo que geométricamente conocemos como corrientes de derecha y un espectro más plural de expresiones de izquierda[4], y en menos medida del nacionalismo revolucionario. El basamento de la propuesta no es de hegemonía en torno a una propuesta ideológica, sino, aunque suene contradictoria, a la cohabitación de varias en torno a un piso común de valores democráticos y propuestas programáticas.

10.- La existencia de esta pluralidad y la solidez de este proyecto partidario necesariamente debe corresponder a los lineamientos establecidos en nuestros actuales estatutos, y modelar y profundizar  otros más que permitan crear una institucionalidad sólida y de corresponsabilidad política. Se trata de crear tantas formas de organización partidaria de conformidad a los distintos intereses y necesidades sociales de las agrupaciones y ciudadanos. La innovación debe ser una distinción.

11.- En consecuencia, se eliminan las figuras de Presidente, Vicepresidente y Secretario General en todos los niveles de dirección. Las resoluciones que se adopten seguirán siendo por unanimidad, por consenso[5] y por mayoría calificada, dependiendo del tema o asunto a resolver. Los órganos de gobierno deben integrarse a través de dos vías: La representación plural, que garantice la representación de todas las expresiones y organizaciones integrantes del partido, sin excepción alguna. Y la otra vía, a través de un proceso electivo de proporcionalidad pura, que se derivará de la competencia entre planillas. Estas normas son la mejor garantía para hacer compatible un sistema de representación de mayorías y minorías, justo y equitativo.

12.- La legalización de un sistema colegiado de dirección política nos permitirá, al mismo tiempo, despersonalizar la representación del partido y acotar el protagonismo mediático de los dirigentes por encima de la institución partidaria. Al mismo tiempo, se le otorgará un protagonismo a todas las organizaciones o corrientes, dirigentes y militantes, en la medida que todos tendrán la libertad de expresión y acción en las líneas políticas y tareas que no son del acuerdo del conjunto. Las resoluciones institucionales serán dadas a conocer por los órganos colegiados correspondientes.

En conclusión, las características señaladas son la base y soporte para crear un partido político inédito  y sui géneris, capaz de establecer reglas de convivencia de una pluralidad política que ha estado excluida del régimen actual de partidos. Un partido que cultive y haga valer el valor de la tolerancia, como precepto básico y vital del ejercicio democrático. Esta contribución, sin duda, creará las condiciones para el surgimiento y desarrollo de una nueva cultura política y la de un partido realmente diferente.

Julio-agosto de 2014




[1] La innovación partidista de las izquierdas en América Latina. (ILDIS-FES) y la Fundación Friedrich-Ebert (FES). Experiencias de construcción partidaria en América Latina. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-Bolivia) 2008 e Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (International IDEA) 2008.
[2] El consenso es un proceso de toma de decisiones en grupo. Es un método por el cual la totalidad de un grupo puede llegar a un acuerdo. Las iniciativas e ideas de los participantes se agrupan y sintetizan en una decisión final que resulta aceptable para todos. Por medio del consenso, no sólo se llega a soluciones mejores, sino que se promueve también el fortalecimiento del sentido de comunidad y confianza. (http://bit.ly/1ovGo4q) 
[3] PARTIDOS NUEVOS, PARTIDOS DIFERENTES. -Partido Acción Ciudadana de Costa Rica y PODEMOS en España- Ignacio Irys e Ignacio Pinacho. http://bit.ly/1rS29uZ
[4] El Partido Humanista ¿De derecha o de Izquierda? Ignacio Pinacho Ramírez. http://bit.ly/1plplxL 
[5] La decisión por consenso es un proceso de decisión que busca no solamente el acuerdo de la mayoría de los participantes, sino también persigue el objetivo de resolver o atenuar las objeciones de la minoría para alcanzar la decisión más satisfactoria. A la vez consenso significa: a) un acuerdo general, y b) un proceso para alcanzar dicho acuerdo. La toma de decisión por consenso trata fundamentalmente del proceso.

miércoles, 16 de julio de 2014

El Partido Humanista ¿De derecha o de Izquierda?

El Partido Humanista ¿De derecha o de Izquierda?


A raíz del registro del Partido Humanista algunos medios de comunicación, comentaristas y ciudadanos en general suelen calificarnos, sin la menor investigación, como un partido de derecha y en menor medida como de centro izquierda. Y los menos se sorprenden por la cohabitación a nuestro interior de tendencias ideológicas distintas.

En nuestro país, persiste la cultura política de encasillar a los partidos en la tradicional geometría Izquierda-Derecha. Nosotros, por el contrario, pensamos que esa geometría está rebasada por dos razones centrales: Primero, porque existe un conjunto de temas y problemas que cruza a todos los partidos, sin distinción ideológica. Segundo, porque la dicotomía Izquierda-derecha ya es insuficiente para comprender los grandes problemas y temas de la era de la información y del conocimiento.

Por eso, priorizamos la agenda y el programa (muchos temas por definir), en razón que a nuestro interior conviven posiciones ideológicas que van desde la socialdemocracia a la democracia-cristiana, pasando por posiciones liberales a secas, nacionalistas, incluso marxistas; con la ventaja de que la mayoría de nuestros liderazgos regionales no están formados en esquemas ideológicos, porque, por fortuna, ellos suelen preocuparse más por la gestión y los problemas más concretos de la gente y sus comunidades. 

Por ello,  el partido tiene una vocación social por naturaleza, que se traducirá en el diseño de una plataforma política que pondrá énfasis en el combate a la desigualdad y en la expansión de la economía social. Y como el humanismo es la defensa de la dignidad de las personas tenemos que centrarnos en los problemas que más denigran y discriminan a las personas. Tenemos que pasar de la indignación a la acción política. Esta debe ser nuestra distinción. ¡Ya!

jueves, 5 de junio de 2014

Partidos Nuevos, partidos diferentes.

PARTIDOS NUEVOS, PARTIDOS DIFERENTES
-Partido Acción Ciudadana de Costa Rica y PODEMOS en España-

Ignacio Irys Salomón
Ignacio Pinacho Ramírez


La creación de nuevos partidos políticos por lo general no se traducen automáticamente en partidos diferentes. La experiencia mexicana nos dice mucho al respecto. Los llamados partidos emergentes de los últimos quince años, aunque varios de ellos han conservado la votación suficiente para mantenerse en el actual régimen de partidos, no llegaron a convertirse en opciones diferentes para la mayoría de electores y ciudadanos; terminaron de ser, eso sí, en satélites de los tres principales partidos.

Recientemente y en dos distintos países, como resultado de elecciones constitucionales, emergieron dos formaciones políticas que las convirtieron en sus respectivos países en claros referentes distintos, en atractivos sociales y políticos: El Partido Acción Ciudadana (PAC) en Costa Rica y la organización PODEMOS en España.

PARTIDO ACCIÓN CIUDADANA

La conquista de la presidencia de la república en Costa Rica por parte del PAC permitió, incluso, romper con el bipartidismo en este país. Este partido es de corte socialdemócrata, aunque militan a su interior, desde comunistas, liberales y socialcristianos; fue producto de un fuerte desprendimiento en el Partido Liberación Nacional, por el alto grado de corrupción prevaleciente en este partido.
El Partido Acción Ciudadana nació en diciembre del año 2000 y su propuesta se sustenta en “la motivación y el entusiasmo de hombres y mujeres convencidas y comprometidas con un modelo de desarrollo solidario, respetuoso del medio ambiente, defensor de los Derechos Humanos, que promueve la equidad y mayores oportunidades igualitarias a todas y todos los habitantes de Costa Rica.

Creen en el fortalecimiento de la democracia, en el respeto al Estado de Derecho, en el diálogo, la ética en el ejercicio de la función pública, en la participación ciudadana y en el bien común como fin último de todas las decisiones de Estado.

Defienden el derecho y la responsabilidad de la ciudadanía de participar activamente en la toma de decisiones. Promueven la participación igualitaria de hombres y mujeres y otorgan un papel privilegiado a la juventud. Creen en una sociedad que respete la pluralidad de pensamiento y la diversidad de sus habitantes; comprometidos con el ejercicio trasparente de los cargos de representación, con el fin de incrementar, mediante el esfuerzo conjunto, la calidad de la democracia costarricense y promover un estado y una nación que impulsen un desarrollo solidario, sostenible social, económica y ambientalmente, y el respeto a la diversidad cultural y los derechos humanos” (https://pac.cr/identidad/historia).

El triunfo del Partido Acción Ciudadana en las elecciones del 6 de abril del presente año, con el apoyo en segunda vuelta del 77 % de los electores que eligieron como presidente al académico Luis Guillermo Solís , marca la ruptura de un ciclo de historia política del país de sesenta y seis años,  que se caracterizó por la alternancia en el gobierno solo de dos grupos políticos: El Partido Liberación Nacional y el Partido Unidad Social Cristiana. Hay que tener presente que en su primera aparición (año 2002) el PAC, teniendo como candidato a su fundador Ottón Solís Falla, obtuvo el respetable 26.19% de votos ciudadanos.


El surgiendo de esta opción política, deviene de dos factores y causas esenciales: Primero, de un deslinde tajante con la corrupción prevaleciente en el bipartidismo político. Segundo, el descontento y rechazo en algunos sectores sociales a las medidas económicas que impulsaron y otras que pretendían imponer los gobiernos, como el de Oscar Arias, a fines de la década de los 90 del siglo pasado, pero también por las serias y sustentadas demandas de corrupción, a principios del presente siglo, en contra de los ex presidentes socialcristianos Rafael Ángel Calderón Fournier y Miguel Ángel Rodríguez.

Para la historiadora Costarricense Elizabeth Fonseca, esta situación llevó al país a la desigualdad, a la exclusión social, con una corrupción galopante que corroe todos los niveles, que ha permeado desde los más altos cargos, como presidentes de la República, hasta los más bajos cargos. Corrupción que ha corroído profundamente al sector privado. En suma, la apertura comercial, las privatizaciones y la corrupción cambian la fisonomía de Costa Rica. Esta situación se convierte, a la vez, en factores que permiten el surgimiento de un partido alternativo como es el Partido Acción Ciudadana, que se propuso rescatar lo mejor de las raíces del socialcristianismo y de la socialdemocracia para construir una propuesta de centro, acorde con los nuevos tiempos y que mirara hacia el futuro. (http://bit.ly/1kjz35A)

La campaña electoral se desarrolló en el marco de un descontento popular con la gestión de la presidenta Laura Chinchilla, del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN) y provocado, también, por actos de corrupción en su gobierno.





PODEMOS

Podemos, no es estrictamente un partido, pero si un movimiento político y social. Es una iniciativa ciudadana que únicamente con cuatro meses de existencia, que se registró el 11 de marzo de 2014 para competir en las elecciones para el parlamento europeo, del pasado 22 y el 25 de mayo; y que de forma sorprendente llegó a colocarse como la cuarta fuerza política en España, con un 10% de la votación. (http://bit.ly/1gv4fyZ).

Una característica singular de esta formación político-social de España es que tiene sus orígenes en el movimiento de los indignados 15-M, un movimiento social de protesta y rechazo que deviene de las políticas que dieron origen a la crisis económica Europea. Movilizaciones ciudadanas pacíficas, espontáneas en origen y surgidas en gran parte en las redes sociales durante los años recientes. Y como dice uno de sus principales dirigentes, el que fue su director de campaña, Íñigo Errejón, "no somos el 15-M, aunque no habríamos sido posibles sin él".

Destaca que el núcleo central de dirección son integrantes de la academia, maestros e investigadores; cuya cabeza visible es Pablo Iglesias (Homónimo del fundador del PSOE), que ha sido el rostro de la operación electoral desde su plataforma de tertuliano en la televisión, y desde una utilización -por demás excelente- de las redes sociales de internet.

El partido se ha hecho a través de los “círculos”, unos 300 grupos de trabajo por temas, diseminados por barrios y pueblos, en los que miles de personas han ido lanzando ideas para un partido que pretende ser de nuevo tipo. "Vimos que en España teníamos de un lado a la casta política y del otro a la ciudadanía. Había una muy tímida expresión política del descontento", explica Íñigo Errejón.

El programa en campaña de Podemos se concentró en seis temas: recuperar la economía, conquistar la libertad, conquistar la igualdad, recuperar la fraternidad, conquistar la soberanía, y recuperar la tierra. Pero el eje articulador de este programa fue el combate a la corrupción, como pandemia que amenaza la supervivencia de la democracia. Y, por lo mismo, el mensaje de Podemos fue el de apuntar hacia la recuperación de mecanismos de decisión colectivos, logrando pulsar “una nueva sensibilidad que ha recuperado esa palabra (la democracia) para el conjunto de los ciudadanos; que lo llevó, como una de sus acertadas estrategias de organización y posicionamiento, a elegir a sus candidatos en elecciones primarias abiertas a la ciudadanía.

Para Jordi Rodríguez Virgili, director del máster de Comunicación Política y Corporativa de la Universidad de Navarra, Podemos recogió muchos votos nuevos, “tanto de gente que ha cumplido 18 años como de electores de más edad que antes no se habían involucrado políticamente”. Pero incluso en ese sector, ha habido un posicionamiento estratégico que ha hecho que Podemos alcanzase con nitidez a su elector. “Entre politólogos y titulados universitarios ocupan más el 90% de sus listas”. Dado que hablamos de un estrato social muy castigado, explica Rodríguez Virgili, “no sólo desde el punto de vista económico, también por la falta de becas, por el desastre que es el sistema universitario y por la falta de oportunidades para los jóvenes en un país gobernado por gente mayor”, resulta comprensible la penetración que la formación electoral ha conseguido entre ese público. (http://bit.ly/SJCwzY)

En perspectiva, dice uno de sus principales ideólogos, Juan Carlos Monedero, queremos que sea la llave para la construcción de un frente amplio como el de Uruguay, un punto de encuentro entre partidos y movimientos sociales que nos permita reinventar la democracia y crear un proceso constituyente… porque Podemos no tiene un solo origen, sino muchas circunstancias (http://bit.ly/1ptE9MU).

En conclusión

Los casos del PAC y Podemos, nos indican de que es posible un nuevo partido que se convierta en un partido diferente, atractivo para la ciudadanía; pero a condición de que considere una serie de prerrequisitos en su proceso de fundación, en el desarrollo del mismo, en el discurso, en sus propuestas, en el perfil de sus candidatos y en la estrategia de campaña electoral. Dos cuestiones que debemos tener presente:

1.- El partido nuevo debe ser diferente a los demás con respecto a sus formas de funcionamiento e integración de las diversas tendencias y grupos políticos; lo suficientemente amplio y plural. Donde nadie esté excluido pero nadie esté sobrerrepresentado. Y con novedosas formas de participación de sus militantes y simpatizantes, acorde a la era de las grandes redes sociales y del conocimiento.

2.- Propuestas programáticas más realistas, sin medias tintas, llamándoles a las cosas por su nombre, un discurso que deje a un lado los lugares comunes y del pasado; y al mismo tiempo una opción que se plantea seriamente los acuerdos políticos por el bien del país. Estas propuestas deben ir acompañadas de nuevas formas de hacer política, porque se trata no solo de serlo sino de parecerlo; una nueva cultura política que ponga el acento en la ética y en la honradez intelectual. Como dice, Pepe Mujica: Si no existe honradez intelectual, todo lo demás es inútil. Porque el deterioro de la política y de los partidos solo es superable con nuevas prácticas y mucha congruencia.



2 de junio de 2014

martes, 18 de marzo de 2014

¿Tiene sentido llamarse de izquierda en México?

¿TIENE SENTIDO LLAMARSE DE IZQUIERDA EN MÉXICO?
Ignacio Pinacho Ramírez
18 de marzo de 2014

                                                                          “¿Todavía existe la izquierda, René?” Si, respondí, pero como siempre, fragmentada, dividida, desconcertada, en su mínima expresión y fuera de los partidos. El reportero insistió: “Lorenzo Meyer dice que no existe más.” Puede que tenga razón, él contribuyó a esa desaparición al creer en López Obrador como el salvador, concluí.
(René Avilés Fabila)


La interrogante es sumamente provocadora e incurro en lo políticamente incorrecto. Ya me jodí, ni modo.  Para muchos ser de izquierda es una cuestión de patria o muerte. Para otros no llamarse de izquierda es una traición. Muchos más nos consideran agentes de la derecha a quienes criticamos a la izquierda desde la izquierda, también nos acusan de ser “neoliberales”, muy a pesar de ser severos críticos con los privilegios que ostentan los monopolios  privados y estatales, así como con los privilegios que ostenta la “aristocracia obrera”, y con los nuevos ricos que desde la izquierda han amasado mucho dinero.

También criticar al régimen político de Cuba, Venezuela, Corea del Norte y al extinto dictador Gadafi es hacerle el juego a la derecha y al imperialismo. En fin, es una lucha de frases y de epítetos. Pero además, quienes suelen ser los férreos defensores de esta cultura de izquierda son quienes idolatran a caudillos (culto a la personalidad) y fomentan las prácticas paternalistas más nefastas que obstruyen la emancipación de la clase obrera y popular, que, decía Marx, debe ser obra de ella misma; o sea, algunos son marxistas sin haberlo leído. Es una izquierda que se opone a todo tipo de impuestos pero que si reclama para sí un estado fuerte que atienda todas sus demandas sociales.

Desde otra visión, también existe un sector de la izquierda partidaria que se reclama y se ha reclamado socialdemócrata, pero que, también han resultado -con muchas honrosas excepciones, por fortuna-  una bola de rufianes y corruptos, pero que, al mismo tiempo, admiran o han sido seducidos por los dictadores del trópico. Lo cierto es que “el hábito no hace al monje”.

Dicho de otra manera, a pesar de su virulenta defensa ideológica, la izquierda en México suele ser como la derecha yunquista en materia de libertades y derechos individuales; como lo fue Obrador al frente del GDF o Mancera persiguiendo a las sexoservidoras bajo el manto de la trata de personas, pero sin promover ninguna legislación para legalizar esta actividad laboral que existe desde que la tierra es habitada por el hombre. Otra perla. Son férreos opositores al monopolio de Televisa, pero con TV Azteca no tanto y menos con el hombre más rico de las comunicaciones. Para ellos, la “corrupción de izquierda” (vgr. Línea 12 del metro) no es tan dañina como la “corrupción de derecha” (vgr. Oceanografía y Monex). Las reformas de EPN -por sentencia divina- son pactos oscuros con la “derecha internacional”, no obstante que, en sí mismas, este tipo de reformas enfrentarán y enfrentan privilegios creados desde el viejo régimen de las concesiones. En materia energética, esta izquierda confunde la Constitución Política con la biblia y al petróleo con el agua bendita.

La bandera contra el charrismo sindical -de los privilegiados del viejo régimen priista- solo es cosa del pasado, por la sencilla razón de que se han convertido en sus aliados; como lo fue la Quina; Napoleón Gómez Urrutia, hoy prominente columnista del periódico la Jornada; y el eterno Francisco Hernández Juárez al frente del sindicato de telefonistas, así como la casta burocrática del STUNAM o la otrora democrática CNTE.

También para muchos ser de izquierda es defender los usos y costumbres de los grupos indígenas en el país, muy a pesar de la evidente y sistemática violación de los derechos constitucionales de votar y ser votado, así como de los derechos de las mujeres indígenas. Los antropólogos de izquierda e indigenistas europeos, aliados de Marcos, terminan por fomentar el odio hacia Cristóbal Colón y la discriminación a quienes no piensan igual.

Por eso, definirse de tal o cual ideología sustentada esencialmente, como diría Lenin,  en consignas y frases revolucionarias de nada sirve si no se va a la raíz de los problemas, y extirpar los males que aquejan tanto a este país. Por lo mismo, prefiero quedarme con esta sentencia lapidaria de Ortega y Gasset que dicta en su clásico libro “Rebelión de las masas”: ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la Hemiplejía moral.




miércoles, 10 de abril de 2013

Lo difícil y los vicios al construir partido políticos en México


Lo difícil y los vicios al construir partidos políticos en México
Ignacio Pinacho
10-04-13

.... Realizar asambleas distritales o estatales con el número de afiliados exigidos por la ley no sólo fomenta -repetimos- prácticas clientelas y mercantilistas; sino que provoca que al seno o alrededor de las mismas se mezclen grupos de interés ajenos al partido. Además, ha sido común que los propios promotores soliciten apoyos a los gobiernos estatales o a otros partidos políticos para que alcancen a cubrir el quorum necesario en sus asambleas. Y, por consecuencia, los partidos se convierten en verdaderas franquicias, vendidas al mejor postor. Por cierto, en los estados donde existen partidos locales tienen esa manufactura, verdaderos apéndices de intereses extra-partidistas o eminentemente de corte familiar... Continúa .....

lunes, 8 de octubre de 2012

Acerca del Partido-Frente


ACERCA DEL PARTIDO-FRENTE
Ignacio Pinacho

                                                                                                         El avance hegemónico de la izquierda ha sido posible por la capacidad de construir una fuerza política basada en partidos altamente politizados, ideologizados y con un culto sagrado a la unidad y al respeto de la identidad de cada uno de los ocho partidos que componen el Frente Amplio. Confluencia de partidos articulados por la unidad de acción a partir de un programa común, adoptado por mayorías internas muy exigentes, que expresa un alto grado de consenso. (Roberto Conde. Fundador del Frente Amplio de Uruguay)



Por el alto grado de heterogeneidad -más por métodos, por cuestiones de táctica política y simbolismos que por contenidos programáticos- en distintos referentes de la izquierda mexicana se ha venido planteando la posibilidad de construir un Partido-Frente que aglutine a sus muy disímbolas expresiones.

Sin embargo, no es tarea sencilla, sobre todo porque  algunos agrupamientos prefieren seguir manteniéndose como tal, sin poner en riesgo sus actuales prerrogativas o su capacidad de negociación que han alcanzado como resultado de los últimos procesos electorales, como el caso del PT y Movimiento Ciudadano.

Y si a ello le agregamos la conversión del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en partido político, con sus propios esfuerzos o través del MC, la viabilidad de semejante proyecto se vuelve prácticamente imposible. En todo caso es en el Partido de la Revolución Democrática donde debiera debatirse seriamente dicha propuesta, si realmente pretenden refundar su pacto constitutivo.

Por otra parte, los agrupamientos que desean construir y buscar el registro de un nuevo partido político -dentro del espectro de una izquierda moderada- para competir en las elecciones de 2015, también debiesen de apostarle a una idea de tal envergadura, sobre todo si no quieren repetir la amarga experiencia de proyectos frustrados.

En este contexto, expongo algunas ideas acerca de la concepción del partido-frente que, desde mi punto de vista, debiesen ser considerados en todo intento que no quiera terminar como un simple ensayo o en un remedo de la experiencia Uruguaya:

1.- Contar con un sistema democrático de organización de movimientos o corrientes, que tengan la autonomía suficiente para preservar su fuerza y sus formas específicas de organización. Se trata de crear tantas formas de organización partidaria de conformidad a los distintos intereses y necesidades sociales de las agrupaciones y ciudadanos. Un partido-frente con un sistema de redes de organización lo suficientemente amplio, representativo, plural e incluyente. Que cada fuerza política o social, independientemente de su presencia territorial, tenga posibilidades de participación en los órganos de representación y decisión, bajo un formula incluyente sin llegar a la sobrerrepresentación política.

2.- Elaborar una Plataforma Común de carácter económico, social y político, que sea del sentir generalizado de las organizaciones y ciudadanos integrantes del partido. Todos aquellos temas que no sean de consenso, pueden ser manejados y difundidos con toda libertad por las organizaciones o ciudadanos que los sostengan. Las ideas y propuestas deben de fluir sin cortapisa alguna. Únicamente serán los consensos programáticos, los acuerdos unánimes y las reglas de convivencia (estatutos) los que unan a los integrantes del partido.

3.- Todos los órganos de dirección del partido serán colegiados. Se eliminan las figuras de Presidente, Vicepresidente y Secretario General en todos los niveles de dirección. Las resoluciones que se adopten serán por Consenso[1], por Unanimidad[2] y por mayoría calificada[3], dependiendo del tema o asunto a resolver. La Asamblea General o Congreso se integrará a través de dos vías: delegados donde se garantice la representación de todas las expresiones y organizaciones integrantes del partido, sin excepción alguna. Y la otra vía, a través de un proceso electivo de proporcionalidad pura[4]. Con estas fórmulas se trata de hacer compatible un sistema de representación de mayorías y minorías justo y equitativo. Sin olvidar que, finalmente, las resoluciones de la Asamblea o Congreso pueden ser por Consenso, por Unanimidad y por mayoría calificada.

4.- Adoptar un sistema de funcionamiento horizontal que evite la toma de decisiones verticales, a través de la creación de órganos partidarios plenarios. Esto es, asambleas o reuniones plenarias de representantes por organización y/o regionales y de ciudadanos, que adopte resoluciones a través del consenso, mayorías calificadas y de acuerdos unánimes, plenamente reglamentados según el carácter y tipo decisión. Se trata de evitar el surgimiento de las tradicionales cúpulas partidarias o de secretariados comúnmente burocratizados. Las Comisiones Autónomas, como las de rendición de cuentas y transparencia, así como la de garantías y disciplina serán integradas por consenso y con el pertinente perfil profesional.

5.- El órgano encargado del manejo de los recursos financieros que conforme a ley tiene que nombrarse, no solo debe ser integrado por consenso sino que, su funcionamiento y obligaciones, deben estar íntegramente correlacionado con la dirección colegiada del partido. Esto significa, que no puede estar por encima de ningún órgano del partido y que el ejercicio del gasto esté previamente tipificado por la dirección política colegiada correspondiente, y que rinda informes mensuales de su ejercicio. La malversación de recursos debe ser causa inmediata, previas pruebas, de un procedimiento penal.

6.- La instauración de un sistema colegiado de dirección política nos permitirá, al mismo tiempo, despersonalizar la representación del partido y acotar el protagonismo mediático de los dirigentes por encima de la institución partidaria. Al mismo tiempo, se le otorgará un protagonismo a todos las organizaciones o corrientes, dirigentes y militantes, en la medida que todos tendrán la libertad de expresión y acción en las líneas políticas y tareas que no son del acuerdo del conjunto. No habrá voceros, las resoluciones serán dadas a conocer por los órganos colegiados correspondientes.

7.- La autonomía y la libertad de acción son derechos legítimos que todas las expresiones, movimientos o corrientes deben tener, que tengan las condiciones necesarias para su desarrollo, crecimiento, consolidación y ampliación de su presencia territorial. Todos tendrán autonomía y libertad de acción, sin menoscabo de sus derechos electorales y obligaciones que les otorgará el partido. Libertad con unidad en la acción sería la consigna. Se trata de salvaguardar la representatividad de cada fuerza política, pero también de salvaguardar el interés común del partido.

8.- Las características señaladas son la base y soporte para crear un partido político inédito  y sui géneris, capaz de establecer reglas de convivencia de una pluralidad política que ha estado excluida del régimen actual de partidos. Un partido que cultive y haga valer el valor de la tolerancia, como precepto básico y vital del ejercicio democrático. Esta contribución, sin duda, creará las condiciones para el surgimiento y desarrollo de una nueva cultura política.

 8 de octubre de 2012




En sus contenidos esenciales las presentes tesis fueron consensadas al interior de Movimiento Libertad APL y, posteriormente, puestas a consideración de varias Agrupaciones Políticas Locales del DF, en el segundo semestre de 2010, en el intento por constituir un partido político local. Derecho que no se pudo ejercer gracias a la contrarreforma en materia de partidos y APLs que impulsó el gobierno de Marcelo Ebrard y aprobó la ALDF.
[1] La decisión por consenso es un proceso de decisión que busca no solamente el acuerdo de la mayoría de los participantes, sino también persigue el objetivo de resolver o atenuar las objeciones de la minoría para alcanzar la decisión más satisfactoria. A la vez consenso significa: a) un acuerdo general, y b) un proceso para alcanzar dicho acuerdo. La toma de decisión por consenso trata fundamentalmente del proceso.
[2] Sin discrepancia.
[3] Por lo general, se entiende por mayoría cualificada en los sistemas parlamentarios y, por extensión, en otros órganos colegiados públicos y privados, que la votación sobre un asunto sometido a su consideración requiere, para su aprobación, que se emita un porcentaje importante de votos a su favor. Una relación habitual suele ser superior a dos tercios de la cámara.
[4] A cada expresión  o lista le corresponderá tantos delegados de conformidad con el porcentaje de votación.